Resulta por demás sintomático el hecho de que el gobierno del estado de Veracruz no se haya pronunciado por la situación por la que atraviesa el más importante evento cultural de la entidad. Es como si el dueño de una casa se despreocupara por lo que sucede al algunos de sus espacios.
El gobierno del estado de Veracruz padece amnesia tratándose de adeudos y pagos. Su crisis financiera no sólo fue heredada por administraciones anteriores sino incrementada ante la falta de conocimientos sobre la administración pública.

La crisis económica en la que hundió al estado Fidel Herrera, Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes, se convierte en un antecedente que quiere negar Cuitláhuac García Jiménez, aunque esto lo desacredite y coloque no sólo como un gobernante indiferente, sino que se interpreta como cómplice de la debacle del estado más rico de la República Mexicana.

Pero las deudas no sólo son heredadas, hay otras que el propio gobernador inició y es incapaz de afrontar.

La improvisación de su equipo, la falta de ganas de trabajar que terminó por contagiar a toda la administración, y el desconocimiento de las funciones públicas colocan al gobernador y su gente en la posibilidad de que encubra lo que tanto daño hizo a la entidad, o, por lo menos, muestra la evidencia de que en materia de dinero no hay acción de gobierno.

Esto desactiva toda actividad productiva en el estado y desmotiva cualquier inversión que se quiera realizar en Veracruz por veracruzanos, empresarios nacionales o extranjeros, colocando al estado en un estancamiento peor que el saqueo de sus arcas por sus antecesores.

Es decir, la inmovilidad, que se disfraza de indiferencia, genera un estancamiento de la producción en el estado. La manera de adoptar los problemas, de la administración de García Jiménez, se convierte en un lastre para la economía del país, pero también en un grave problema político-electoral para Morena.

Las próximas elecciones serán un problema para Morena en Veracruz, esto se debe a la incapacidad del gobernador Cuitláhuac García Jiménez y su equipo de jóvenes inexpertos y poco responsables.

Si a esto sumamos el hecho que recientemente las ciudades de Veracruz y Coatzacoalcos fueron consideradas como de las más inseguras para vivir en el país, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana 2019 (ENSU), del INEGI, vemos que Veracruz es un espacio prohibitivo no sólo para invertir sino para visitar, lo cual coloca a los prestadores de servicios turísticos contra la pared.

Así, la deuda con quienes integraron la Cumbre Tajín 2019 hace que cualquier fiesta tradicional de la región sea rechazada tanto por los participantes como por los visitantes. Veracruz se está quedando solo a causa de la falta de interés de sus gobernantes y por la pasividad que respecto a la tarea de gobernar caracteriza a los colaboradores de Cuitláhuac y al propio gobernador, cuya preparación política es nula.

El retraso progresivo que viven los veracruzanos compromete no sólo el presente sino el futuro de su calidad de vida, y echa por tierra cualquier esfuerzo político del Presidente de la República por conservar libre de incapacidad a los gobiernos emanados de Morena.

Es decir, crea un ambiente de rechazo al partido del Presidente, por la incapacidad de un grupo de chamacos inexpertos que sólo ven en su trabajo diario la mejor manera de pasar bien el tiempo mientras les dure el gusto de estar en el poder.

Lo que pudo haber sido Veracruz, lo que fue en la historia del país, lo que por derecho propio les corresponde a los veracruzanos no sólo está detenido, sino que retrocede ante una fuente de información negativa que pareciera ser una herida que supura podredumbre y rechazo generalizado.
Algo habrá que hacer con ese grupo de chamacos que no logran corresponder a la población, luego de que los favoreciera con su voto en las urnas.

Pero el pueblo veracruzano no es el único defraudado, sino el propio presidente de la República, quien públicamente mostró simpatías y preferencias por el gobernador de Veracruz, y desde el inicio de su administración el estado fue un destino recurrente del jefe del Ejecutivo. De hecho, a menos de cumplir 24 horas de su toma de posesión Andrés Manuel López Obrador ya estaba en Veracruz levantando la mano de Cuitláhuac. Ahora Veracruz prácticamente no existe a causa de la flojera e indiferencia de su ejecutivo estatal.

La decepción del gobernador de Veracruz trasciende los límites del estado, incluso del propio país, ya que se trata del estado con mayor riqueza del país y pareciera que es un pantano.

 

PEGA Y CORRE. – El Tratado de Comercio con Estados Unidos y Canadá deja sin municiones a los críticos del actual régimen, que quisieron interponer la falta de crecimiento de la economía como el principal pretexto para desactivar la confianza de los inversionistas del mundo. La oposición con balas de salva se quedó sin argumentos luego de que este tratado comercial arroja un cúmulo de confianza en el país.

 

Una vez más se hace evidente la campaña de desprestigio basada en rumores para tratar de descarrilar la Cuarta Transformación con mentiras… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.