AZAZ.- El maestro sirio Ahmad al Hilal escucha a sus jóvenes alumnos recitar el alifato o alfabeto árabe sentados en una alfombra en una escuela improvisada en una tienda de campaña a las afueras de un extenso campamento de refugiados en la frontera con Turquía.

Muchos huyeron de sus hogares junto a sus madres para salvar sus vidas ante los intensos bombardeos aéreos de los aviones sirios y rusos que paralizaron la vida cotidiana y dañaron docenas de escuelas y hospitales.

Ahora, bajo las duras condiciones invernales del campamento, donde muchas tiendas de campaña acaban inundadas, los niños se acurrucan en el suelo para aprender a leer pertrechados con trozos de papel y lápices.

“Estos niños padecen analfabetismo. No saben leer ni escribir. No tienen a nadie que los ayude”, dijo Hilal, que enseña a más de 140 jóvenes sirios en tres tiendas de campaña repartidas entre varios campamentos superpoblados a las afueras de la ciudad fronteriza de Azaz.

Las mujeres y los niños constituyen el grueso de las más de 350 mil personas que han huido de los nuevos ataques, que se iniciaron en diciembre y se han adentrado en el bastión de la oposición siria en el noroeste, según Naciones Unidas.

“Vinimos aquí como refugiados, no quedan más escuelas tras los ataques aéreos, así que no podemos ir a clase, pero estamos estudiando en el campamento”, dijo Khaled, alumno de 14 años, que no facilitó su apellido.

El propio Hilal fue expulsado de su pueblo, Abu Dahur, en la provincia de Idlib, después de que el ejército se apoderara de la población con el apoyo de las milicias proiraníes.

“Compramos algunos libros y fragmentos del Corán y ahora impartimos sus enseñanzas en el campamento”, dijo Hilal, de 48 años, que era maestro antes del inicio del conflicto hace casi nueve años.

El organismo de las Naciones Unidas para la infancia, UNICEF, ha advertido que la guerra dejará una generación que nunca se habrá matriculado en una escuela, lo que tendrá un efecto devastador en la educación, con 7 mil escuelas destruidas y alrededor de 2 millones de niños y niñas sin escolarizar.

En un campamento cercano en al-Bab, los voluntarios han convertido un autobús escolar en el Autobús del Conocimiento.

En el interior de este autobús decorado, unos 50 niños y niñas de hasta cinco años de edad reciben lecciones de matemáticas, conocimientos prácticos, árabe y religión.

“Los niños y niñas no pueden ir a las escuelas de la ciudad. Por eso, en el autobús les ofrecemos conocimientos y les proporcionamos los elementos esenciales para el aprendizaje, como la lectura, la escritura y matemáticas básicas”, dijo Mawiya Shular, de 32 años, quien huyó hace tres de un antiguo enclave controlado por los rebeldes en Homs.

“La sensación de estar desplazado me motiva a trabajar con estos niños. Quiero poner fin a su alienación”, dijo Shular, también asesor familiar.

gac