No se cerrará una etapa cualquiera con la partida de Europa de Javier Hernández, sea que se consume ahora o en unos meses. Basta con decir que es el único mexicano que ha jugado para dos clubes de la primerísima línea del continente, ganándose el cariño y respeto tanto en Old Trafford como en el Santiago Bernabéu. Basta con añadir que sólo dos tricolores han iniciado toda una final de Champions League (el apodado Chicharito, además de Rafael Márquez). Basta con rematar que, mientras se prolongaba su década por las mayores ligas, se elevó a máximo anotador en la historia de la selección nacional y contribuyó con goles en tres Mundiales.

Así que, por mucho que la moda sea hablar con base en filias y fobias, más allá de si el delantero cae bien en sus grabaciones personales o de si gusta su corte de cabello, no es posible negarle méritos ni refutar su carácter histórico.

Tema muy diferente es que en los últimos tres años no logró la continuidad necesaria, que fue reserva con alta recurrencia (la suplencia en el Real Madrid no puede verse con esos ojos: más bien el halago por haber vestido esa camiseta y respondido con goles a las ocasiones que se le brindaron). Dicho lo cual, vale la pena reparar en cuántos de los futbolistas nacidos en nuestro país han logrado ser titulares por más de cuatro o cinco temporadas en los principales torneos de Europa.

La realidad es que, quitando a Hugo Sánchez, Rafa Márquez, ahora a Andrés Guardado y, por supuesto, a Chicharito, no tenemos muchos más casos que presumir. Sería maravilloso que Raúl Jiménez y Héctor Herrera alarguen por varios años el gran momento que hoy viven, así como que Hirving Lozano lo consiga en una liga tan difícil como la italiana. En todo caso, las descalificaciones a Javier Hernández carecen de sentido.

El tapatío peleó al máximo por su sueño europeo. Decir que se debió regresar antes sería conceder ante la mediocridad o la conformidad; porque anhelaba triunfar en los mejores equipos y jugar en la máxima exigencia, se aferró con las garras. Todo eso con una valoración que nunca fue a menos, ganándose espléndidos contratos.

La Major League Soccer encontrará en él a una máquina de ventas, explotando sobre todo el mercado hispano, mas sin olvidar su posicionamiento en sitios como el Lejano Oriente. Al tiempo, la garantía de goles que Javier siempre ha brindado. De goles y de entrega. Como me confirmaban en diversas entrevistas sus compañeros en el United o el Madrid, el primero en llegar a entrenar y el último en irse, el más dispuesto a aprender y crecer.

Si no se da ahora, como parece inminente, será muy pronto. La MLS y Chicharito están amarrados ya. Por redondo que resulte ese negocio, nadie podrá refutar lo que el surgido de Chivas logró en el viejo continente: romper barreras para nuestro futbol.

                                                                                                                                                  Twitter/albertolati

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