Estamos a diez días de cerrar un año bastante complejo para México tanto en el plano nacional como en el internacional. Hace un año exactamente, transcurrían los primeros veinte días de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Acababa de dar el discurso que le daba inicio a lo que ha denominado como “La Cuarta Transformación”. Había dejado con claridad los objetivos primordiales de su sexenio, bajo un discurso de tono altamente crítico sobre las fallas que había dejado el modelo neoliberal en México y el énfasis en combatir la corrupción y la inseguridad.

 

Tenía una semana que el Poder Legislativo había aprobado el Paquete Económico de 2019. ¿Cuál era el escenario macroeconómico bajo el cual se definía dicho paquete?

 

En ese entonces, el Gobierno estimaba un crecimiento económico de 2.0% para este año, una inflación anual de 3.4% y que el tipo de cambio promediara durante todo el año una cotización de 20 pesos por dólar. En tanto, ¿cuáles eran las expectativas de los analistas del sector privado hace un año? Tomando como referencia la Encuesta Citibanamex de Expectativas, la cual se publica de manera quincenal, los analistas encuestados preveían, el 19 de diciembre de 2018 un crecimiento económico de 1.8%, que la inflación cerrara este año en 4.0% anual y que el tipo de cambio se cotizara al cierre de 2019 en 20.6 pesos por dólar. Por su parte, el consenso de los analistas anticipaba que la tasa diaria de interés objetivo por parte de Banco de México cerrara dicho periodo en 8.25%.

 

Un año después, sabemos que las estimaciones macroeconómicas tanto del Gobierno como del sector privado para 2019 se encuentran significativamente lejos de lo que estamos viviendo en estos momentos. En el terreno de la actividad productiva, el Producto Interno Bruto promedia un crecimiento nulo y nos encontramos en recesión económica a partir del tercer trimestre de este año. Un año después, la expectativa del consenso sobre el crecimiento del PIB para todo 2019 se ubica en 0.0%, con los analistas más pesimistas visualizando una caída de -0.2% y los más optimistas un crecimiento de +0.1%.

 

En contraste, el panorama inflacionario luce mejor de lo previsto. La inflación anual se ubica actualmente en 2.97%, 186 puntos base por debajo del nivel en el que cerró en 2018, en 4.83%. De acuerdo con las expectativas, la inflación posiblemente cierre este año en 2.86%.

 

Por otro lado, en lo que se refiere a los mercados financieros, sorprende que a pesar de la incertidumbre y de los múltiples eventos locales y externos que han ocurrido este año, no se han presentado episodios de volatilidad extrema. La cotización del peso frente al dólar actualmente se ubica en 18.9 pesos por dólar, lo que significa un peso más fuerte que lo anticipado hace un año. Hace 12 meses, la moneda se cotizaba en 19.8 pesos por dólar. Es decir, el peso mexicano se ha fortalecido casi 5% durante 2019 y es de las monedas emergentes que mejor desempeño han tenido en el año.

 

Finalmente, el escenario previsto de que la tasa de interés objetivo se mantuviera todo el año sin modificaciones tampoco se cumplió. Lo anterior se relacionó estrechamente con el deterioro de la actividad económica, al tiempo de que cedieron las presiones inflacionarias. Como resultado, el Banco de México encontró espacio para recortar la tasa de política monetaria, ubicándose actualmente en 7.25%, 100 puntos base por debajo de su nivel hace un año, luego de cuatro recortes consecutivos de 25 puntos base cada uno durante 2019.

 

¿Qué fue lo que explicó el dramático cambio del panorama económico que hace un año estábamos pronosticando? Quizás un buen punto de partida lo encontramos dos meses antes de que AMLO tomara posesión, en lo que muchos denominamos como “el error de octubre”. El gobierno de transición celebró una consulta popular para decidir si la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México continuara, o bien, se detuviera para comenzar posteriormente con la alternativa de la Cuarta Transformación: un sistema aeroportuario conformado por el actual aeropuerto internacional, el de Toluca y la adaptación de la base aérea de Santa Lucía en aeropuerto.

 

El resultado de la consulta fue a favor de ésta última, lo que inició con una avalancha de incertidumbre y desconfianza para inversionistas locales y extranjeros. Como resultado, se profundizó la debilidad en la formación bruta de capital en el país que ya venía desde 2018 produciéndose. Mientras que la confianza de productores e inversionistas no ha dejado de deteriorarse, la de los consumidores permanece sólida, a pesar de que las cifras de consumo privado también han dado cuenta de una desaceleración.

 

Adicionalmente, uno de los problemas externos que heredó el problema de AMLO tuvo que ver con la amenaza cumplida por parte del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de modificar el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) hacia uno que favoreciera más a su país frente a sus socios comerciales México y Canadá. Lo anterior se complicó adicionalmente cuando el mismo Trump amenazó con la imposición de tarifas comerciales en caso de que México no detuviera la migración de sus vecinos centroamericanos.

 

Si bien es materia de debate lo que nuestras autoridades diplomáticas y comerciales lograron frente a esta amenaza, es innegable que, de no haber sido por su ardua labor, el panorama económico descrito antes luciría mucho peor.

 

Ahora bien, ¿por qué las variables financieras se han mantenido resistentes? Lo anterior podría ser resultado de otro factor que ha venido caracterizando al gobierno de AMLO: la prudencia en las finanzas públicas, el respeto a la autonomía del banco central y la aprobación del T-MEC (TLCAN 2.0) entre México, Estados Unidos y Canadá. Paradójicamente, las principales características del modelo neoliberal fueron respetadas por la Cuarta Transformación y se han vuelto un salvavidas para la sostenibilidad del país y de su primer año de gobierno.

 

Como resultado, ha existido espacio para incrementar en dos ocasiones el salario mínimo de los trabajadores, bajo un entorno de salarios reales (ajustados por inflación) positivos, aunque la creación de empleos formales ha venido perdiendo dinamismo.

 

En resumen, 2019 ha sido un año sumamente complicado. En el terreno macroeconómico y financiero ha tenido claroscuros. No obstante, si ponemos todo en una balanza, el sesgo es negativo. Es importante que las autoridades del gobierno actual reconozcan sus aciertos, pero también tomen nota de sus errores, pues de ellos saldrán las mejores lecciones de cara a 2020 y a los siguientes años para la Cuarta Transformación. Todavía están a tiempo de rectificar muchas de sus medidas para evitar que el crecimiento económico se continúe deteriorando.