Esta vez no habrá disculpa en el Mundial de clubes. Llega un club mexicano en inmejorable ritmo (el Monterrey calificó a la liguilla tras un gran cierre de torneo, a lo que se añade la autoridad con la que superó dos rondas de liguilla). Con uno de los planteles más poderosos del continente. Con un entrenador lleno de legitimidad tras haber transformado diametralmente el rendimiento de sus dirigidos. Con individualidades en gran momento. Con un colectivo por demás consumado.

Esta vez, casi me atrevo a decir, si se fracasa será el colmo. Contra un rival qatarí que se clasificó tras jugar muy limitadamente en contra de un cuadro semiprofesional de Nueva Caledonia, a Rayados tiende a bastarle con el cincuenta por ciento de su potencial para imponerse. Por supuesto, esto es futbol y si algo nos ha enseñado este torneo es que cuando algo puede salir mal, incluso sale peor. Es la competición maldita, esa en la que diciembre a diciembre nuestros equipos se estampan sea ante chinos, egipcios, japoneses, tunecinos o neozelandeses. Una inercia que tiene que cambiar ya y qué mejor que sea con un proyecto de la solidez que muestra el conjunto regiomontano.

De inicio, en el año 2000, el Necaxa puso el listón tan alto que sólo muy excepcionalmente algún otro mexicano lo alcanzaría. Eliminó al Mánchester United de David Beckham, para después arrebatar el tercer sitio al Real Madrid de Raúl. A partir de entonces, la constante han sido los chascos, más allá de quién nos represente: América, Cruz Azul, Monterrey, Pachuca, Chivas, han viajado a remotas tierras incapaces de probar lo que mucho tiempo insistimos: que a nivel de clubes somos de lo mejor del continente, que por lo menos estamos a la par de los sudamericanos, que de a poco competiremos con los europeos, que africanos y asiáticos están a nuestra sombra. La realidad es que nunca hemos vencido en este Mundial a algún campeón de la Libertadores, lo mismo que hemos contemplado a asiáticos y africanos pisar la final, mientras lo nuestro es finalizar casi siempre detrás del cuarto puesto (nada más 3 de 14 veces se obtuvo el tercero).

Si esta historia ha de cambiar, tiene que ser en esta edición. De ahí a decir que Rayados pueda echar al Liverpool, sin duda quien mejor juega hoy en el planeta, existe largo trecho. No obstante, ya se debe cortar la racha de caídas contra rivales menores.

Acaso soy demasiado optimista, pero creo en este Monterrey como nunca creí antes en otro de los representantes de la Liga Mx en el Mundial.

Twitter/albertolati

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