Flojear en el inicio de una Champions League nunca se había pagado tan caro. Incluso por varios años terminar en segundo lugar de grupo no era visto como gran pecado, bajo la consciencia de que, como fuera, el nivel del rival no variaba demasiado en octavos de final.

Noción refutada en esta temporada con un sorteo brutal. El Real Madrid hoy no tiene más camino que los dos mejores ingleses de los últimos años (Manchester City y Liverpool), los dos alemanes más competitivos en tiempos recientes (Bayern y Leipzig) o el heptacampeón italiano (Juventus). Por supuesto, sin ser un flan, el Leipzig parece la opción menos malévola para los merengues –y miren que de momento es sublíder en la Bundesliga.

Esto sucede cuando entre los 16 mejores se han clasificado puros equipos de las cinco grandes ligas europeas. Por poner paralelos, en la temporada pasada entraron al sorteo un holandés y un portugués, así como en la precedente hubo un turco, un suizo y un ucraniano, o no mucho atrás algún club balcánico y hasta uno chipriota.

Cada vez es más clara la diferencia en la cancha entre los que tienen y los que no, hacia esa predominancia apuntan los certámenes. Así que todos tienden a sudar frío desde los mismísimos octavos de final que antaño se tradujeran en victorias por goleada.

Los propios líderes de grupo acudirán al sorteo con la mano aferrada al rosario. El campeón Liverpool ojea en el horizonte al Atlético o Real Madrid, como el Barcelona tiende a toparse con un inglés o italiano…, pero bien podrían toparse con sinodales más asequibles como Atalanta o Lyon.

Es parte del encanto de este certamen que, por un breve lapso, experimentó introduciendo doble ronda de grupos, al cabo de las cuales iniciaban los cuartos de final. Eso elevó los ingresos por la cantidad de cotejos, mas saturó el calendario y devaluó el nivel (¿a alguien le suena eso en la Liga Mx?). Cuanto antes se desaten las altas tensiones, siempre será mejor; a corto plazo, para el espectáculo; a largo, para el posicionamiento del evento.

Fenómeno inverso al de la Eurocopa de 24 selecciones, cuya ronda preliminar es soporífera, ya no decir el Mundial de 48 que nos espera espeluznante desde 2026. Si la UEFA Champions League tiene tamaña consolidación no es nada más porque las mayores estrellas del balón la disputan (aunque, sin duda, resulte el factor primordial); otra razón relevante es que se priorice competitividad y calidad por encima de todo lo demás… justo a lo que en la Liga Mx se ha renunciado.

Este lunes habrá que madrugar para observar cómo se emparejan los octavos de final más aguerridos y cerrados de la historia. A las cinco de la madrugada, tiempo del centro de México, se irán sacando esas pelotitas caprichosas.

Twitter/albertolati

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