Sin duda ayer fue uno de los mejores días para la administración del presidente López Obrador.

Se logró que Estados Unidos y Canadá firmaran las modificaciones al T-MEC que sus Congresos exigían para ratificar el tratado comercial y en Texas fue detenido Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad con Felipe Calderón.

El ingeniero, como se le conocía, fue parte medular de la estrategia de seguridad de Calderón, tan criticada por el Gobierno de la 4T.

Su nombre surgió varias veces durante los interrogatorios a los que fue sometido, hace unos meses, Joaquín El Chapo Guzmán, durante el juicio al que fue sometido en New York y que terminó en una sentencia de prisión perpetua.

Al igual que la caída del Chapo, con la detención de García Luna comenzó el deporte nacional: especular los nombres de los políticos y empresarios que “estarían temblando’’ si el ingeniero llegara a mencionarlos.

Por supuesto que en primer lugar aparece el nombre de Felipe Calderón, quien tuvo para con García Luna deferencias que ahora parecen sospechosas.

Igualmente está el nombre de Vicente Fox, en cuya gestión el hoy detenido fue jefe de la Policía Federal.

Los cargos que enfrenta García Luna son conspiración para el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos, lavado de dinero, delincuencia organizada y los que se vayan sumando en la investigación.

¿Deberían preocuparse los ex presidentes surgidos del PAN por la captura de uno de sus más cercanos colaboradores?

Hasta ayer Calderón no parecía preocupado; en Twitter se pronunció a favor de la justicia, a secas.

Fox no hizo comentarios; él que no deja pasar una, guardó silencio.

Respecto a lo urgente habrá que precisar algunos puntos, sin restar méritos a los negociadores mexicanos.

Lo que se firmó ayer no fue una ratificación del acuerdo sino el visto bueno a las modificaciones que se venían negociando desde principio de año.

Esto significa que ya no habrá más modificaciones al texto principal y solo se espera que los Congresos de Estados Unidos y Canadá lo ratifiquen para que entre en vigor.

¿Cuáles fueron las modificaciones acordadas por México y sus socios comerciales?

Bien a bien no se conocen; será que los textos lleguen al Senado para su ratificación para que se conozcan las modificaciones que, de acuerdo al canciller Marcelo Ebrard y al propio presidente López Obrador, serán buenas para la industria y la productividad mexicana.

Ya veremos.

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Yeidckol Polevnsky sacó del archivo muerto su espíritu navideño y firmó con el INE un acuerdo mediante el cual Morena renuncia al ¡75% de su financiamiento para el próximo año!

No se sabe si la polémica dirigente consultó al Comité de Morena o al primer morenista del país -ya saben quién- para devolver a la Tesorería de la Federación algo así como mil 275 millones de pesos de los mil 700 que le correspondían en el 2020.

La decisión, para algunos altruista, resultará en un golpe a Morena, pues con el dinero que les queda, 425 millones de pesos, tendrá que financiar las campañas políticas del próximo año, así como mantener la estructura partidista que cada día es más pesada.

Y si bien es cierto que el debate sobre el financiamiento público a los partidos políticos sigue latente, la decisión de Polenvsky podría ser el cerillo que detone la bomba que se viene gestando en el partido de López Obrador, tan parecido ahora al PRI y al PRD, que no pueden engañarnos.