Si bien se tiene datos de que el cese de la persecución de grandes capos ha logrado disminuir la violencia criminal en la disputa de territorios, otros datos comienzan a preocupar: sin acoso policiaco, los cárteles se reorganizan y se desagregan para crear otras bandas.

El Cártel del Noreste y su brazo criminal La Tropa del Infierno que estalló la violencia en Sinaloa es un ejemplo: se desprendió de Los Zetas y ahora trabaja como grupo autónomo. En el centro de la República el negocio del huachicol creó sus brazos armados. Y en el sur-sureste el vacío de autoridad permitió la penetración de grupos del Cártel Jalisco Nueva Generación con capacidad autónoma de operación.

En todos los casos destaca el hecho de que esos nuevos o reformados grupos criminales lograron sus espacios con la complicidad o la distracción de las autoridades estatales y municipales. Y lo más grave es que esos grupos están desarrollando negocios locales de venta de drogas, trata de personas, piratería y bandas de delincuentes al menudeo.

La estrategia de seguridad sigue sin poder poner orden a nivel estatal y municipal, al grado de que hay municipios en donde a la luz del día policías municipales operan a favor de las organizaciones criminales. Y ninguna persona puede llegar a esos municipios sin pasar antes por la aduana policiaca municipal para explicar razones de presencia.

El secretario federal de Seguridad, Alfonso Durazo Montaño, ha dicho que cuando menos 50 municipios están en poder de bandas criminales, aunque en la realidad hay muchos más, en mayor o menor medida.

Hasta ahora existe un programa de reorganización policial, pero no se tienen los recursos ni la decisión para imponerlo a nivel estatal y municipal, ya sea por falta de recursos o por desidia cómplice de las autoridades locales.

Pero acotados los grandes cárteles, el país ha quedado en medio de acciones de bandas locales multiplicadas como hongos silvestres.

Zona Zero

  • La Secretaría de la Defensa Nacional entregó información que revela que el contrabando de armas de los EU a México es más responsabilidad local que extranjera: vendedores clandestinos u operadores de cárteles se las ingenian para meter armas por la frontera. De nueva cuenta la demanda determina la oferta.

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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