Mientras el secretario General de la ONU, António Guterres, hizo un llamado este lunes en la COP25 para que las naciones encaren con medidas más drásticas al cambio climático, el Gobierno de México, en los hechos, ya mostró que la política ambiental no es prioridad.

En el sector de las energías renovables vamos para atrás y se privilegia a los combustibles fósiles, lo que en consecuencia impactará negativamente en la reducción de los Gases de Efecto Invernadero (GEI). Hoy por encima de los compromisos globales para disminuir las emisiones de bióxido de carbono y los GEI, el Gobierno federal le ha dado prioridad a la construcción de la Refinería Dos Bocas, en Tabasco, para aumentar la producción de petróleo, y con ellos las gasolinas y el diésel, así como la rehabilitación de seis refinerías de petróleo. Y para remachar este retroceso, tenemos la compra de carbón para las plantas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), como es el caso en el estado de Coahuila.

Hasta el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés), advirtió el retroceso en materia de política ambiental de la Administración de López Obrador, pues los avances que se habían logrado con la aplicación de las leyes General de Cambio Climático (2012), y de Transición Energética (2015) se frenaron con el proyecto de generación de combustibles fósiles con la nueva refinería, así como con el cambio en la legislación de los Certificados de Energías Limpias (CEL), que sólo benefician a la CFE y detienen los proyectos de expansión de nuevas plantas de energías renovables como la solar y la eólica.

Basta ver que las medidas que promovió Rocío Nahle, titular de la Secretaría de Energía (Sener), de suspender las subastas de largo plazo, impulsadas en el Gobierno de Peña Nieto y permitieron la expansión de centrales solares y eólicas en el país, ahora han provocado una gran incertidumbre en los inversionistas, pues con este giro la CFE considera que las centrales de “energías limpias” son sus hidroeléctricas o la nuclear de Laguna Verde, que serían candidatas para obtener los CEL.

Hasta la propia Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) pronosticó un descenso en cuatro puntos porcentuales sobre la expansión de energías renovables para el 2024, y prevé que las licitaciones se reanuden en 2021.

Asimismo, la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE) advirtió que las modificaciones hechas por la Sener perjudican a una serie de proyectos cuyas inversiones comprometidas suman 9 mil millones de dólares. ¡Vaya retroceso!

Recordemos que México se comprometió, en el Acuerdo de París 2015, a reducir sus emisiones de GEI en 30% para el 2020 y 50% para el 2050; sin embargo, expertos y organismos como Greenpeace advierten que no se cumplirá la meta, pues “en 2015 las emisiones fueron de 683 millones de toneladas de bióxido de carbono equivalente (CO2e), lo que supone que la reducción del 30% al 2020 será difícil de cumplir. Para cumplir con la meta al 2050, México deberá emitir únicamente 320 (MtCO2e) en dicho año.

Además, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) estimó que el total de emisiones de la refinería Dos Bocas durante un año serían de 2.16 millones de toneladas de CO2e, lo que equivale a las emisiones de 855 mil 20 automotores compactos al año.

La postura del Gobierno mexicano en este terreno representa un signo inequívoco de que las decisiones que se han tomado amenazan con desarticular los planes para combatir el cambio climático e impulsar una economía baja en carbono.

Lamentablemente en la COP25 México está ausente: no acudió el Presidente, ni el canciller, ni la titular de la Sener, ni de la Semarnat, y ni siquiera hubo un pabellón o stand durante esta conferencia de la ONU sobre cambio climático que se realiza en Madrid, del 2 al 13 de este mes.

El desinterés es abrumador.