45 años separan a la pelea entre Muhammad Ali y George Foreman realizada en la entonces llamada Zaire, de la que sostendrán este fin de semana Anthony Joshua y el mexicano Andy Ruiz en Arabia Saudita.

Casi medio siglo de por medio y una idéntica razón para desplazar el combate del año hasta sitios poco convencionales: los millones invertidos en maquillaje político, pulido de imagen, poder suave.

En 1974 el dictador Joseph-Désiré Mobutu requería urgentemente un método para ganar legitimidad como mandatario de la hoy denominada República Democrática del Congo. Días en los que lanzaba la campaña de africanización, su nombre pasó a ser Mobutu Sese Seko Nkuku Ngbendu Wa Za Banga (traducible como “guerrero todopoderoso quien, por su resistencia e inflexible voluntad de ganar, va de conquista en conquista, dejando fuego a su paso”) y acaso puedan recordar que la selección de Zaire exhibió un leopardo en su uniforme nacional en el Mundial. Precisamente el año en que Mobutu terminó de acaparar todo resquicio de poder, transformándose él mismo en el Estado y el país en su juguete.

Así que la Rumble in the Jungle (Pelea en la jungla) llegó a Kinshasa cuando más guiños pretendía enviar el tirano, cuando mayor necesidad tenía de que su autocracia fuera admitida por la comunidad internacional.

Como complemento, el promotor Don King no tuvo empacho en que los jugosísimos premios económicos fueran donados por Muamar al-Gaddafi, quien poco antes se había adueñado del gobierno libio con un golpe de Estado.

Esta vez, la capital saudita es la sede luego de pagar no menos de cien millones de dólares por albergar el combate. El príncipe heredero se encuentra trabajando a destajo para cambiar la percepción mundial de su reino y el deporte desempeña un papel primordial para esa tarea. Ha llevado grandes eventos de futbol, de tenis, de lucha e inclusive la Supercopa española (a estrenar formato, ya con cuatro participantes) se disputará ahí. En la plaza Deera, a unos kilómetros de donde intercambien puñetazos Ruiz y Joshua, a cada semana se efectúan ejecuciones públicas, en una ciudad por la que se puede caminar largas horas sin detectar a una sola mujer en la calle (eso sí, muchos tanques con sofisticados equipos de comunicación emergen amenazantes por doquier).

Es la Arabia Saudita que recién, bajo indicación del príncipe heredero, autorizó a las mujeres a conducir un coche y les abrió espacio en sus estadios de futbol. Dos pasos relevantes, aunque ni remotamente suficientes para concluir que se aproxima a una equidad de género o que respeta los Derechos Humanos.

Un año atrás, Rafael Nadal y Novak Djokovic fueron muy criticados por aceptar un duelo de exhibición en Riad. Juego cancelado por lesión del español y no por ideales o renuencia a ser parte del maquillaje… ese mismo maquillaje empleado por Mobutu en 1974, en su Rumble in the Jungle.

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