Con una participación aproximada de mil 200 personas y con pancartas entre las que destaca la demanda de #NiUnaMenos, inició este lunes la Marcha conmemorativa por el Día Internacional para Erradicar la Violencia contra la Mujer.

 

El Ángel de la Independencia, sobre Paseo de la Reforma, fue el punto de partida de esta movilización que se dirige hacia el Zócalo capitalino, y a la que asisten mujeres de todas las edades y con sólo una intención: desactivar la violencia contra el sector.

 

A su vez, al menos cuatro mil 500 personas, entre servidoras públicas del Gobierno de la Ciudad de México y alcaldías, así como elementos de seguridad, forman el Cinturon de Paz. Todas identificadas con playeras blancas.

 

De ellas, ninguna da declaraciones en torno a su participación. Quizás porque no todas tenían claro en qué consistía. Aunque también hay elementos de seguridad en la avenida paralela a Reforma por donde pasará el contingente.

 

Para Oliva Cordero, de 30 años de edad, es el tercer año consecutivo en que se suma a las marchas convocadas para erradicar la violencia de género.

 

No pertenece a ningún colectivo, ni organización no gubernamental y su arribo a la manifestación lo hace solo con la convicción “de que en algún punto de la historia se visibilizará el problema y se tomarán medidas contundentes” y, aunque dice que ha visto avances, “siento que aún falta mucho por hacer”.

 

Por ello, en este contingente camina no sólo por ella, si no por las mujeres de su familia por cada una de las chicas con las que ha colaborado en su ámbito laboral, por sus amigas, pero sobre todo por las nuevas generaciones de mujeres, para que todas ellas puedas salir a las calles y puedan estar en cualquier sitio sin sentirse acosadas.

 

En entrevista con Notimex, la comunicóloga de profesión afirma que en diferentes ocasiones ha sido violentada, sobre todo en el transporte público. Pero advierte que una situación grave es que los casos de acoso se den en las universidades. “Es lamentable que en las propias instituciones de educación haya gente que se dedique abusar desde sus situaciones de poder y que haya autoridades que inertes, hagan caso omiso”, señaló.

 

Su participación en estas marchas la llenan de ganas de seguir en la lucha de la erradicación de la violencia en todos sus tipos. Comenta que su “microactivismo” comienza en su entorno familiar.

 

“Hace mucho, platicando con un amigo de la familia, él señalaba que no entendía porqué las mujeres quieren verse en igualdad al hombre, y sobre todo por qué salíamos a manifestarnos, recuerdo que ese comentario tan misógino me hirvió la sangre, y contesté que no saldríamos a manifestarnos cada año si se nos seguía violentado, si las mujeres dejaran de ser violadas, maltratadas o asesinadas. En ese momento pensé que lo que me decía era un chiste de muy mal gusto para alguien que terminó una formación profesional”, relató.

 

Ante el hecho de que no todas las asistentes conocen la razón por la que este día se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la investigadora Lilia Granillo, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) recordó que en 1960, en República Dominicana, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron asesinadas por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo.

 

La especialista del Seminario de Estudios de Género y Violencias contra las Mujeres, grupo interdisciplinario que impulsa el tema de equidad de género, consideró que esta fecha sirve para reflexionar contra las violencias hacia este sector, que aún con los avances que existen en torno al respeto de sus derechos, siguen siendo violentadas en diversos espacios públicos y en su hogar.

 

Vivimos, dijo la especialista que apoya esta marcha, una historia de machismo imperante y se requieren de políticas públicas con perspectiva de género. “En México ha habido avances, y una prueba de ello es que las Universidades tienen unidades de atención contra la violencia de alumnas, trabajadoras y profesoras en estas instituciones”, enfatizó.

 

DAMG