Por: Redacción y Hugo Gutiérrez, Notimex 

 

La histórica división racial, étnica y económica en Bolivia -nación pluricultural con dos banderas, una que representa a los pueblos indígenas-, se palpa en las calles, en los contrastes que vive un país sorprendido por la rápida transición de un cuarto mandato presidencial a un vacío en el poder con polémico origen: fraude electoral o golpe de Estado.

En el centro de La Paz, los bolivianos no se cansan de decir que la calma retornó al país, pero en los suburbios de la ciudad, en el Altiplano, los indígenas marchan y explotan petardos amenazando con una guerra civil en sus cánticos.

Por un lado, los profesionistas, comerciantes y empresarios volvieron ayer a sus labores y a abrir sus negocios, pero a unos cinco kilómetros laderas arriba, los indígenas continúan su resistencia.

Y la verdad, es que ambos grupos corresponden a un amplio porcentaje de la población, pero son más las 36 comunidades indígenas de la Amazonia.

Calculan que de los 11.05 millones de habitantes, el 60 por ciento son de esas 36 comunidades indígenas, de hecho, solo en el Altiplano de La Paz, la capital boliviana, hay 20 comunidades indígenas.

Al mismo tiempo que Jeanine Añez, la presidenta transitoria, dio un nuevo mensaje a la nación en el que, aseguró, será derogada la sentencia “inconstitucional” 0084/2017, que le dio a Evo Morales la posibilidad de volverse a postular a un cuarto mandato, los indígenas amenazaron con guerra civil en la parte alta de La Paz.

Al grito de “nunca de rodillas, El Alto de pie”, y ”ahora sí, guerra civil”, los marchistas convocaron a todas las comunidades indígenas a rechazar a Añez.

Al menos una persona murió y otra más resultó herida con arma de fuego durante un enfrentamiento entre policías y manifestantes en la ciudad de Montero, en Santa Cruz.

El fallecido fue identificado como Roberth Ariel Calisaya Soto, de 20 años, quien fue trasladado a la clínica San Miguel, donde ingresó sin signos vitales. Los médicos confirmaron que el joven sufrió una herida en el tórax y la bala se le alojó en el corazón.

Otra persona fue herida en la pierna, en el marco de los enfrentamientos registrados en Montero entre policías y personas que amenazaban con realizar saqueos en el mercado local, reportó el diario local El Deber.

El nuevo comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia, general de División Carlos Orellana, quien fue posicionado ayer en el cargo por la presidenta Áñez, llamó a la población a deponer sus actitudes “intransigentes” y recalcó que la institución estará al lado del pueblo.

¡Dios, la Biblia regresa a Palacio!

La relación entre el conservadurismo, la ideología de derecha y la religión estará en la palestra boliviana, regional y mundial ahora que inicia la Presidencia interina de Jeanine Áñez, férrea opositora al movimiento del ex mandatario Evo Morales, pues apenas se autoproclamó como titular del Ejecutivo, tomó una Biblia, un libro de los Cuatro Evangelios y se dirigió al Palacio de Gobierno entre gritos como: “Gloria a Dios” y “gracias a Dios la Biblia regresa al Palacio”.

Abogada de profesión, quien también fungiera como presentadora y directiva de televisión, ha tenido expresiones más definitorias sobre su rechazo a las costumbres indígenas, que es la población mayoritaria en el país andino: “¡Qué año nuevo aymara ni lucero del alba! ¡Satánicos, a Dios nadie lo reemplaza!”, tuiteó en 2013, y ese mismo año: “Sueño con una Bolivia libre de ritos satánicos indígenas. La ciudad no es para los indios. Que se vayan al Altiplano o al Chaco”.

Desde 2010 es senadora, refiere el diario El Clarín, primero por el partido del Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional (PPBCN), y después, ya designada vice segunda de la cámara alta, como integrante de Unidad Demócrata.

Nacida en Trinidad, Beni, el 13 de agosto de 1967, a Áñez se le relaciona con un político colombiano, Héctor Hincapié, y tiene dos hijos, de 29 y 24 años de edad.

“Llevo 10 años en oposición, y no podemos decir que estábamos en democracia plena”, sostuvo el lunes.

LEG