Son varias las lecciones que deja el informe que presentó el gobierno federal sobre el operativo realizado en Culiacán para detener a Ovidio Guzmán. Primero, la apertura informativa. Nunca en la historia reciente se habían dado a conocer los pormenores de un operativo de tal forma, conociendo a detalle en una línea de tiempo los hechos y la manera en la que ocurrieron, en ese sentido, se agradece la transparencia. Otra lección es la capacidad de fuego de los delincuentes y la velocidad de respuesta que tuvieron para hacerle frente a las fuerzas de seguridad. A pesar de eso, el titular de la Secretaría de Seguridad, Alfonso Durazo, tiene razón al señalar que ningún grupo delictivo es más poderoso que el Estado.

En las imágenes que circularon en las redes sociales sobre ese día, se mostró el armamento con el que cuentan; armas exclusivas del ejército estadounidense —como la ametralladora Browling calibre .50 o el fusil Barret—, pero aún con ese armamento, nuestras Fuerzas Armadas son más poderosas, los datos lo respaldan. De acuerdo con el Global Firepower Index, nuestras Fuerzas Armadas están rankeadas en el lugar 3 del continente; están en el lugar 4º en poder aéreo y en el 3º en poder terrestre. No sólo en la capacidad de fuerza, también en el adiestramiento y en la formación académica propia de la disciplina militar, misma que no se compara con los pocos alcances que puede tener un grupo delictivo.

No todas las lecciones son positivas. Algo que reveló el evento es la necesidad de contar con mejores respuestas ante el crimen organizado y eso no necesariamente pasa por tener más enfrentamientos directos, aunque en el corto plazo van a continuar. Lo he comentado con anterioridad, la estrategia de recuperar el tejido social a través de los programas sociales es un esfuerzo loable, pero están pensados en el largo plazo y es necesario contar con soluciones en el corto plazo que permitan reducir la violencia en territorios específicos. La violencia y la inseguridad no están en todo el territorio nacional, pensando en ello, es necesario focalizar la atención en aquellas entidades en donde la violencia ha tenido un repunte, como en Guanajuato, Guerrero y Michoacán. Además, es necesario privilegiar otro tipo de estrategias, como el trabajo de inteligencia y el combate a las finanzas de los grupos criminales.

Una última lección que vale la pena resaltar es la actitud heroica de los soldados mexicanos. No sólo para defender la posición y hacer frente a los delincuentes, sino también para dar la vida para salvaguardar la integridad de las personas. Esto se vio en los videos revelados en el informe y en la descripción que hizo el General Secretario de un elemento de tropa protegió a unos niños en la unidad habitacional militar, además de otro soldado herido en el combate con un rifle de asalto. Ojalá que esto sirva como ejemplo a la población para identificar quiénes son los verdaderos héroes, los que salvan la vida de las personas y no los que utilizan a la población como rehén para conseguir sus fines.

Nuestro país es de contrastes. Somos la economía número 15 del mundo, pero también uno de los países más desiguales; avanzamos en el combate a la corrupción, pero cada día se incrementa la inseguridad; tenemos a las fuerzas armadas más eficientes del mundo, pero desafortunadamente cada día se incrementan las agresiones en su contra; y cada vez que se comienza a hablar de un cambio en la seguridad, parece que la realidad nos vuelve a poner en el mismo sitio. La seguridad es el principal reto de la actual administración, por ello es necesario comenzar a dar resultados y que no queden las cosas sólo en el discurso, de lo contrario, la realidad acabará atrapando a las autoridades.

 

* Arturo Ávila Anaya, presidente IBN/B Analitycs y experto en Seguridad Nacional por Harvard (NIS).
@ArturoAvila_mx