Madereros ilegales en el Amazonas emboscaron a un grupo de indígenas dedicado a la protección de la selva, matando a balazos a un joven guerrero e hiriendo a otro, dijeron el sábado líderes de la tribu Guajajara en el norte de Brasil.

 

Paulo Paulino Guajajara, conocido como “Lobo”, estaba cazando el viernes dentro de la reserva de Araribóia en el estado de Maranhão cuando fue atacado y recibió un disparo en la cabeza. Otro Guajajara, Laercio, resultó herido pero escapó , según indicaron los líderes los líderes indígenas.

 

El enfrentamiento se produce en medio de un aumento en las invasiones de reservas por parte de madereros y mineros ilegales desde que Jair Bolsonaro llegó a la presidencia de Brasil este año y prometió abrir tierras indígenas protegidas al desarrollo económico.

 

“El gobierno de Bolsonaro tiene sangre indígena en sus manos”, dijo el sábado en una declaración la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), que representa a muchas de las 900.000 personas nativas del país.

 

“El aumento de la violencia en los territorios indígenas es el resultado directo de sus discursos de odio y los pasos dados contra nuestro pueblo”, acusó APIB.

 

La líder de APIB, Sonia Guajajara, dijo que el gobierno estaba desmantelando las agencias ambientales e indígenas, y dejando solas a las tribus en la defensa de la invasión de sus tierras.

 

La policía federal de Brasil dijo que habían enviado un equipo para investigar las circunstancias de la muerte de Paulino Guajajara. APIB dijo que su cuerpo aún yacía en el bosque donde fue asesinado.

 

Los Guajajaras, uno de los grupos indígenas más grandes de Brasil con unas 20.000 personas, crearon la agrupación de los “guardianes de la selva” en 2012 para patrullan sus tierras contra los madereros en misiones nocturnas.

 

El área es tan grande que una tribu pequeña y en peligro de extinción, la Awá Guajá, vive en lo profundo del bosque sin ningún contacto con el mundo exterior.

 

Paulino Guajajara, que tenía veinte años y deja a un hijo, dijo a Reuters en septiembre que proteger el bosque de los intrusos se había convertido en una tarea peligrosa, pero que su gente no podía ceder ante el miedo.

PAL