El presidente Andrés Manuel López Obrador los ha descrito bien: son aquellos que desean obtener el poder solo por tener poder, engolosinarse con las mieles que les dan los cargos y traficar con el puesto para obtener beneficios personales o de grupo. Se les llama, en el lenguaje de la Cuarta Transformación, vulgares ambiciosos.

El prototipo de estos personajes es, hoy por hoy, Jaime Bonilla, el gobernador electo de Baja California que quiere ampliar su mandato de dos a cinco años.

Fue votado solo para ejercer el cargo 24 meses, sin embargo, a través de una maniobra legislativa instrumentada por legisladores del Partido Acción Nacional, se proyectó ampliar el periodo de gobierno. Luego, los diputados locales de Morena intentaron suplantar la voluntad de los bajacalifornianos con una encuesta espuria, en la que votó un número ridículo de electores.

Hoy, la suerte de este personaje que se distingue por su prepotencia y un claro ánimo golpista, como bien lo ha llamado el periodista René Delgado, está en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que determinará si Bonilla se queda solo dos años al frente del gobierno de Baja California o valida la ruptura del Estado de derecho, el ánimo autoritario y revientan la democracia mexicana.

Deseo que los ministros del Alto Tribunal den un 10 a cero a Bonilla, y lo pongan en su lugar: el basurero de la historia.

Otro de esos personajes que buscan afanosamente el poder es senador con licencia. Ha sido presidente municipal de Texcoco y es el regente de un grupo de interés al que se le conoce como Grupo de Acción Política (GAP). Su nombre: Higinio Martínez.

Dejó el PRD porque nunca se le permitió establecer su cacicazgo político en el Estado de México. Hoy, en Morena, este personaje tiene un poder que le hace ir en contra de los postulados de la Cuarta Transformación.

Higinio Martínez dejó el Senado para “reflexionar”. Esas meditaciones incluyen cómo quedarse con la dirigencia estatal de MORENA para, desde ahí, definir las candidaturas del 2021 y lanzar su plataforma para ser candidato a gobernador en 2023.
Igual que Jaime Bonilla, Higinio Martínez es uno de los representantes de la vulgar ambición del poder por el poder. Los dos, traicionan los postulados de Andrés Manuel López Obrador y son obstáculos que hacen que los principios rectores de Morena (No mentir, No robar, No traicionar) se queden en mero discurso.
La Letrina.
Hay más vulgares ambiciosos en Morena, pero son ellos los más peligrosos para ese partido y para el gobierno de la 4T.

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