Foto: Reuters / Archivo La falta de un mecanismo de la UE para la distribución de migrantes rescatados, provocó una controversia entre la población de Taranto  

Autoridades, organizaciones civiles y los habitantes del puerto de Taranto, Apulia, en el sur de Italia, acudieron este miércoles al desembarco de 176 migrantes rescatados en los últimos días en el Mediterráneo por el barco Ocean Viking, muchos de ellos escaparon de condiciones de pobreza, violencia y tortura.

El buque, gestionado por las organizaciones SOS Mediterranée y Médicos Sin Fronteras (MSF), atracó la mañana de este miércoles en el puerto de Taranto con 176 migrantes que rescató en dos operaciones distintas en las costas de Libia, de donde la mayoría huyó de centros de refugiados.

De ellos, 131 son hombres, 12 mujeres, de las cuales cuatro están embarazadas y 33 menores de edad, de los que 23 viajan solos.

Las autoridades de la Prefectura de Taranto coordinan las operaciones de recepción y asistencia junto con la municipalidad, la policía local, la autoridad portuaria, el comando marítimo del sur, así como la Cruz Roja y las asociaciones voluntarias.

Los migrantes fueron trasladados en autobuses a un centro de refugiados de Taranto para su identificación y a la espera de ser enviados a otras regiones italianas que asignará el Ministerio del Interior, informó el diario Corriere di Taranto.

Los 23 menores no acompañados y las embarazadas serán alojados en instalaciones municipales de la ciudad.

La falta de un mecanismo de la Unión Europea para la distribución de los migrantes rescatados por las organizaciones no gubernamentales, en especial en el Mediterráneo, provocó una controversia entre la población de Taranto.

El desembarco del Ocean Viking se realizó en medio de quienes se aprestaron para darles la bienvenida y mostrar su solidaridad con los migrantes y entre los que consideran su llegada como un ejemplo de la inmigración sin reglas.

Al llegar al puerto, representantes de MSF aseguraron que los migrantes desembarcados han vivido “tiempos difíciles” en los centros de detención, algunos incluso durante años.

Narraron el caso de una nigeriana, que tiene siete meses de embarazo y espera gemelos, que escapó de un bombardeo en un centro de detención en Libia, donde vio morir a su esposo, reportó el periódico La Repubblica.

En otro caso, un menor de 15 años, también de Nigeria, quien huyó por el desierto, fue capturado por traficantes de personas, esclavizado, torturado y encarcelado durante dos años en un centro de detención.

Entre los migrantes también fue rescatado un hombre que logró escapar de sus captores, quienes le arrancaron los dientes, uno a uno, para pedir un rescate a su familia.

 

CS