El asesor de seguridad nacional estadounidense viajó a Turquía el miércoles, en el marco de una delegación de emergencia que busca persuadir a Ankara de que frene una ofensiva en el norte de Siria que obligó a Washington a aprobar una abrupta retirada.

 

Robert O’Brien, que lleva un mes como asesor de seguridad nacional, tenía previsto reunirse con el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, antes de las conversaciones que mantendrán al día siguiente el vicepresidente, Mike Pence, y el presidente turco Tayyip Erdogan.

 

El gobierno de Trump está intentando contener las consecuencias de la decisión de Erdogan de enviar tropas la semana pasada para atacar a las milicias kurdas en Siria, aliadas de Washington hasta la fecha. Erdogan reiteró su insistencia en que no habrá una tregua.

 

El asalto turco, lanzado tras una conversación telefónica entre Erdogan y Trump, obligó a Washington a abandonar la estrategia que tenía en vigor desde hacía cinco años y a retirar a sus fuerzas del norte de Siria. Las fuerzas gubernamentales sirias, respaldadas por adversarios de Estados Unidos como Rusia e Irán, han avanzado rápidamente sobre territorio otrora patrullado por tropas estadounidenses.

 

El asalto turco provocó la huida de decenas de miles de civiles, generó dudas sobre el destino de miles de combatientes de Estado Islámico en cárceles kurdas e irritó a algunos correligionarios republicanos de Trump, que le acusaron de abandonar a sus aliados leales.

 

Washington anunció el lunes un paquete de sanciones contra Turquía, aunque los críticos de Trump dijeron que las medidas eran demasiado débiles para causar impacto.

 

Apenas 24 horas después, se conocieron los cargos presentados por fiscales estadounidenses con Halkbank, un banco turco con mayoría de propiedad estatal, por participar en una trama multimillonaria para evadir las sanciones contra Irán. Washington asegura que el caso no tiene que ver con la política, pero Halkbank dijo que es parte de las sanciones contra Turquía.

 

El avance turco y la necesidad estadounidense de evacuar de forma rápida a sus propias fuerzas llevaron a ambos países -aliados en la OTAN- a estar cerca de una confrontación directa en el campo de batalla. Washington se ha quejado de fuego de artillería turco cerca de sus posiciones.

 

En el último foco potencial de tensión, aviones militares estadounidenses realizaron una “muestra de fuerza” sobre la ciudad fronteriza de Kobani después de que combatientes apoyados por Ankara se acercaron a las tropas que tiene Washington estacionadas allí, dijo un funcionario de Estados Unidos.

 

Pence dijo que Erdogan prometió por teléfono a Trump que Turquía no atacaría Kobani, una ciudad fronteriza de gran importancia estratégica y con una resonancia simbólica especial, ya que es el primer lugar en el que fuerzas estadounidenses acudieron al rescate de los kurdos que combatían contra Estado Islámico, que perpetró una matanza de civiles allí en 2014.

 

“La declaración del señor Trump sobre Kobani fue ‘No ataquen allí'”, dijo Erdogan a los periodistas en la noche del martes. “Le dijimos que por el momento solo habíamos realizado una operación de rodeo. No estamos realmente interesados en entrar en Kobani ahora mismo, pero dijimos ‘si hay un desarrollo diferente, podríamos intervenir'”.

 

El miércoles, el presidente turco dijo que Trump aprobó sus planes de crear una zona de seguridad de unos 30 kilómetros de profundidad al interior de Siria, que se extendería durante varios cientos de kilómetros desde la localidad de Manbij, junto al río Éufrates, hasta la frontera con Irak al este.

 

“Me dicen ‘declara un alto el fuego’. Nunca declararemos una tregua”, afirmó Erdogan a la prensa en el avión que le llevaba de vuelta el martes de una visita a Azerbaiyán. “Nos están presionando para que paremos la operación. Están anunciando sanciones. Nuestro objetivo es claro. No nos preocupan las sanciones”, señaló.

 

PAL