Por Otoniel O. Ochoa P.
@OtonielOchoa

Los rezagos sociales que nuestro país ha acumulado y la fallida intervención del Gobierno para reducirlos, han abierto cauce a iniciativas de cambio muy diversas: desde la transformación profunda de la administración pública hasta propuestas más ortodoxas, como la creación de un sistema de bienestar universal que homologue la protección y la seguridad social para todos los mexicanos. Las propuestas no son excluyentes, son pertinentes y la práctica del desarrollo requiere que el país intente llevarlas a cabo. Sin embargo, el enfoque de atacar el retraso no atiende el verdadero objetivo: crear prosperidad. Nos aflije tanto la pobreza y la falta de desarrollo, que la atención se concentra en atajar la consecuencia y no la causa de nuestros males. Si queremos un futuro más promisorio para todos, el país necesita más empresa con menos Gobierno.

Sin embargo, como mencioné en este mismo espacio (“Vocación para crecer”), el acervo empresarial del país “es insuficiente para generar la masa crítica de innovaciones, proyectos e inversiones que se requieren para romper el techo actual de 2% de crecimiento potencial”. La información disponible así lo demuestra. En el caso del sector formal de la economía, los datos de patrones inscritos en el IMSS pueden verse como una aproximación a la situación que guarda la empresa en México.

Mientras que en 1997 se reportaron 694 mil patrones, al cierre de 2018, el registro ascendió a 978 mil. Es decir, el crecimiento medio anual del número de patrones fue de tan solo 1.65%, tasa inferior a la que observó el crecimiento potencial de la economía durante el mismo periodo. No obstante, el aumento en la cantidad de empresarios no es el único desafío. La mayoría de ellos, 94% del total de patrones, emplea a menos de 50 personas y solo 0.22% (2,133 patrones) tienen a su cargo más de mil trabajadores. Es evidente entonces que, además de empresarios, se requiere que un mayor número de ellos haga crecer a sus empresas. Pero eso no está sucediendo.

Contrario a lo que muchos creen, los problemas del país se resuelven con más empresa, no con menos. En la medida que el Gobierno reduzca su participación en la economía y se intensifique la competencia, las actividades rentistas disminuirán y la necesidad de empresa será más urgente. Si, como en los tres sexenios anteriores, se decide aumentar el tamaño del Gobierno, entonces los espacios para la competencia económica disminuirán y la urgencia de crear empresa se verá eclipsada.