La televisión de los Estados Unidos tiene una manera de competir con el cada vez más extendido servicio de streaming: las telenovelas noticiosas.

Y para fortuna de las grandes cadenas de noticias estadounidenses tienen a un primer actor que logra que las audiencias no se pierdan los programas informativos para saber cuál es su más reciente ocurrencia. Ese protagonista es su propio presidente, Donald Trump.

Por eso es que cuando el principal inquilino de la Casa Blanca les da material a los programas de noticias, se crean grandes telenovelas en torno a su figura. Y la respuesta de Donald Trump es radicalizarse en algunos de los temas que más generan atención para distraer a la opinión pública, o al menos a sus más fieles seguidores.

Y esto tiene mucho que ver con México, con su economía y con sus expectativas hacia los años por venir.

Los opositores al presidente republicano llenan horas y horas de programas informativos con la historia de la filtración de un agente de la CIA que parecería demostrar que Donald Trump presiona al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para afectar a la familia de Joe Biden, su posible contendiente demócrata en la carrera presidencial del próximo año.

La telenovela en torno al posible juicio de destitución del presidente Trump, lo hacen las cadenas noticiosas mucho más interesante que cualquier serie de espías de las plataformas de streaming.

El riesgo de que Trump se sienta acorralado por ese posible proceso de impeachment es que se radicalice en los temas que le gustan a su base. Y bien sabemos que uno de los favoritos de los grupos menos reflexivos de estadounidenses es aquel que implique denostar a México y a los mexicanos.

Por ahí salió, por ejemplo, la filtración de un libro en el que se asegura que Donald Trump sugirió disparar a los migrantes en las piernas recién cruzaran la frontera, o de poner pozos con cocodrilos y serpientes o electrificar el muro y llenarlo de púas.

Esto que sí es creíble escuchárselo a Donald Trump alimenta el discurso de odio de su base de electores. Claro que lo ha negado, pero abre un frente de discusión sobre la manera en que habrá de cumplir con su promesa de frenar la inmigración ilegal.

En la medida en que el espectáculo mediático se junte con el deseo demócrata de sacar del camino a Donald Trump al costo que sea, el presidente de los Estados Unidos más se va a radicalizar y más acciones extremas tomará.

Y si los chinos o los iraníes son peligrosos por sus posibles reacciones que sí tengan consecuencias para los planes reeleccionistas de Donald Trump, pues ahí estarán los mexicanos para descargar su furia. Lo mismo en temas migratorios que comerciales.

Así que, en este show, protagonizado por Donald Trump quien puede acabar en el papel de la víctima que paga los platos rotos, puede ser nuestro país.