La conmemoración de los 51 años del movimiento estudiantil de 1968 nos permitirá advertir las capacidades del gobierno local y federal de hacer llegar su mensaje a audiencias jóvenes, divergentes, participativas y hasta ultrarradicales, lo mismo que valorar sus habilidades de garantizar la integridad de las personas y de sus bienes y el derecho a una manifestación pacífica.

 

La gestión inteligente, preventiva, de contención, selectiva y eficiente de la provocación, sí, de la actividad coordinada y dirigida a desatar una respuesta que detone afectación de la gobernabilidad de un gobierno surgido de fuerzas progresistas en lo local y lo nacional, será uno de los principales objetos de la observación y el análisis a partir de las 16:00 horas de este miércoles, cuando inicia la manifestación.

 

Medio siglo después del comienzo del derrumbe, en diversas y complejas etapas, del sistema hegemónico autoritario, partidario y cultural, llama la atención que sea uno de los líderes e integrantes del Consejo Nacional de Huelga, el articulador colectivo del movimiento estudiantil Félix Hernández Gamundi, quien ponga con claridad meridiana la identidad mayoritaria de la sociedad política contemporánea y los límites después de los cuales no es aceptable la intervención de ciertos actores.

 

De acuerdo al mensaje compartido a los medios de difusión por Gamundi, como todo el mundo interesado en el activismo político y copartícipe de diversos movimientos sociales lo llama, “es una marcha pacífica y con la cara descubierta”.

 

La negativa clara y absoluta, verbalizada por el activista de cinco décadas se dirige a los encapuchados que se autodenominan “anarquistas” y que probablemente siéndolo o no, no están interesados en recordar las propias restricciones y sigilos que intentaba adoptar el movimiento estudiantil de aquellos años.

 

La exclusión de los encapuchados y sus diversas formas de vandalismo se corresponde con una necesidad de distinguir siempre, aquí y ahora, aquello que es aceptable y correcto y aquello que no lo es, frente a la ley, frente a la ética del comportamiento político de un movimiento social y de sus conmemoraciones, y de frente a la integridad a la cual tienen derecho las personas y sus bienes.

 

Dirigiéndose al centenar de jóvenes, integrantes de diversas procedencias, con diversa autenticidad y objetivo, que han participado de movilizaciones en los últimos años y que destruyen puertas, las incendian, vejan a las y los policías y provocan a personas y propietarios de negocios así como a las autoridades de toda índole, Gamundi invitó a los encapuchados integrantes de células “de conservadores”, como los llama el presidente Andrés Maniuel López Obrador, a abstenerse de participar en la marcha.

 

 

fahl