Ahora que se multiplican escenas de fuerzas de seguridad agredidas en operativos, el dato significativo radica en la forma en que las organizaciones delictivas tienen controlada a la sociedad y la usan para agredir policías o para proteger nidos de delincuentes.
La sociedad no llegó por sí sola a ese punto. Hubo ocasiones en que el Estado tenía como función construir pactos sociales y vía bienestar y vigilancia para evitar que las bandas delictivas se apoderaran de parcelas de la sociedad.

Los operativos de seguridad hoy tienen que atravesar un escudo de seguridad delictiva que lo forman habitantes de zonas abandonadas económica, laboral y socialmente por el Estado. Esos ciudadanos encontraron espacio de sobrevivencia sólo en las actividades delincuenciales.

Los niveles de seguridad han sido horadados: primero los partidos fueron ahuyentados o copados, luego las autoridades locales y federales y ahora la sociedad. Las fuerzas de seguridad han recibido órdenes estrictas de no encarar a los habitantes violentos que impiden su ingreso en operativos, a fin de no causar daños civiles colaterales.

Sin embargo, a las autoridades de seguridad les falta el trabajo político, social y de inteligencia para romper la alianza de ciudadanos con las bandas delictivas y para ir recuperando las zonas territoriales ahora controladas por los delincuentes.

Las escenas de agresión de ciudadanos a fuerzas de seguridad han sido negativas para el Estado, pero tampoco se observa el intento oficial de construir una narrativa de apoyo al control de la fuerza.

El problema actual es que a nivel mediático los delincuentes y su sociedad aliada van ganando espacios, en tanto que las fuerzas de seguridad no han podido explicar las agresiones dejando la impresión de que han sido derrotadas en pequeñas escaramuzas locales.

Sin un trabajo social, económico y político, la solución a la inseguridad quedará en manos de las fuerzas de seguridad.

 

Zona Zero

Nadie la entiende. Durante los años de la guerra del Estado contra la guerrilla que quería derrotarlo por la vía armada, la sociedad se quejó de abuso de fuerza. Hoy que los delincuentes ocupan espacios de poder, la sociedad clama por el uso de la fuerza contra delincuentes.

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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