Lo que empezó en el medio tiempo del Súper Bowl VI –Ella Fitzgerald cantando en homenaje póstumo al recién fallecido genio del jazz, Louis Armstrong– se convirtió al cabo de tres décadas en el evento en el que toda leyenda de la música deseaba estar.

Bien serviría el listado de quienes actuaron entre 1995 y 2015 para enumerar a buena parte de los mayores exponentes de la música popular contemporánea: Michael Jackson, James Brown, Stevie Wonder, Phil Collins, Britney Spears, Aerosmith, U2, Sting, Paul McCartney, Rolling Stones, Prince, Tom Petty, Bruce Sprinsteen, The Who, Madonna, Red Hot Chili Peppers, Black Eyed peas, Bruno Mars.

Sin embargo, una serie de factores han complicado la labor de mejorar un medio tiempo en relación con el anterior. Primero, que las glorias musicales se han agotado, propiciando que varios como Beyoncé hayan sido multipresentadas. Segundo, que muchas de las estrellas actuales han declinado participar en solidaridad con Colin Kaepernick, exiliado de la NFL a raíz de sus protestas en el himno estadounidense. Tercero, que hoy el enfoque se orienta a menores de 25 años, con las mayores audiencias cuando han cantado ídolos juveniles como Katy Perry (en búsqueda de abarcar mayores capas demográficas, se les apoya con alguna figura rockera como Slash o Lenny Kravitz y con otra rapera como Missy Elliott o Usher). Y cuarto, la obligatoriedad de hacer playback, de no cantar en vivo, lo que desagrada a los grandes artistas.

Eso último es por precaución ante una eventual falla en la generación del sonido, aunque también para tener margen de censura. Desde que Justin Timberlake expuso un seno de Janet Jackson en 2004, el show se emite con un par de segundos de demora, suficientes para bloquear alguna imagen indeseada. Platicando con Madonna meses después de su concierto en el Súper Bowl de febrero de 2012, admitía que le exigieron comportarse (lo que no evitó que M.I.A., quien la acompañó, alzara el dedo medio a la cámara sin que los censores lo detectaran).

Para un Súper Bowl en Miami, ciudad latina, tenía que buscarse talento latino. De ahí que Shakira y Jennifer López sean las elegidas para el próximo 2 de febrero. Las dos con amplia experiencia en eventos deportivos, incluso en himnos mundialistas, y con la certeza de que sus conocidos estribillos tendrán coro en el estadio, además de audiencia masiva por televisión.

Cuando Black Eyed Peas se preparaba para cantar en la final de la Champions League 2017, Will.I.Am me definió la diferencia entre actuar en un deporte u otro: quien aparece en un Súper Bowl es capaz de robar atención al partido mismo, aun de ganarle en auditorio; quien se presenta en el futbol lo hace casi pidiendo permiso al aficionado por profanar su cancha en un momento de nervios.

Como muestra: mientras Shakira emergía al lado de Carlos Santana en Maracaná, antes de la final de 2014, las gradas estaban a la mitad. Con o sin razón, la prioridad de la gente estaba en formarse por una cerveza o entonar gritos patrióticos en los alrededores del estadio.

Twitter/albertolati

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