“Fue hallado el maíz y de esto fue hecha la carne del hombre y su sangre, cuando fue formado” dice el Popol Vuh.

Para ningún mexicano es indudable la importancia del maíz, no sólo en nuestra dieta, también en las tradiciones y cultura que compartimos, de ahí la importancia de lo aprobado el pasado martes en el Senado, con la finalidad de que la producción, comercialización, consumo y diversificación de esta semilla, sean consideradas como manifestación de la cultural nacional.

México tiene la mayor riqueza en biodiversidad de maíz, al contar con el mayor número de variedades y tipos, de ahí la impostergable necesidad de crear normas para protegerlo.

José Narro Céspedes, senador por Zacatecas, explicó que la aprobación se registró en el marco de la próxima firma del acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México, pues se ha registrado una constante intervención de investigaciones y empresas extranjeras para producir semillas genéticamente modificadas, lo que debe evitarse para garantizar la existencia del maíz nativo.

Según el legislador de Morena, la riqueza de los maíces en México es creación colectiva de nuestros pueblos, de ahí la importancia de que se proteja ante la entrada de semillas genéticamente modificadas, que aunque tienen un mayor rendimiento productivo, generalmente provocan una esterilidad posterior que garantiza el ciclo del negocio.

Por ello, el Senado consideró necesario que cerca de la siembra de semillas nativas no se permitan la existencia de semillas genéticamente modificadas, pues generan contaminación y esterilidad de los maíces mexicanos.

El dictamen establece que el Estado debe garantizar y fomentar, el consumo informado de maíz nativo y en diversificación constante, así como los productos derivados, en condiciones libres de organismos genéticamente modificados a fin de evitar “la mutagénesis”, es decir, las modificaciones desarrolladas por la ciencia, sobre la cual no exista certeza científica sobre los riesgos para la salud humana.

Con la nueva ley, el gobierno federal se obliga a crear un Consejo Nacional del Maíz, órgano que se encargará elaborar la planeación, programación y definición de políticas públicas sobre fomento y protección al maíz nativo; así como revisar la modificación de los programas de semillas.

La legislación que tiene una fecha límite para su articulación e implementación, se alinea con una de las propuestas del presidente Andrés Manuel López Obrador: Lograr que el país sea autosuficiente en la producción agrícola, o la tan nombrada “soberanía alimentaria”.

En este sentido, se contempla la creación de Bancos Comunitarios de Semillas por parte de ejidos y comunidades, quienes podrán constituirlos de conformidad con su normatividad interna, usos o costumbres.

Hay que recordar que otro de los temas que mayor preocupación genera respecto a la siembra de transgénicos, es el impacto en la polinización y la supervivencia de las abejas, que en varios países ya se ha declarado como una especie que urge proteger a fin de evitar su extinción, de ahí la importancia de que en México se regule y evite cualquier riesgo que en aras de un rendimiento productivo elevado, se convierta en una amenaza en el mediano plazo.