Es interesante ver que conforme se fue restringiendo la política monetaria, el crecimiento de la economía mexicana se vio afectada al grado de haber alcanzado una tasa de crecimiento original “negativa” (cero como tasa trimestral) durante 2019 con niveles de tasas a 8.25% anual como se muestra en la gráfica:

 

La tasa de interés alcanzó su punto máximo en medio de un proceso de desaceleración de la economía mundial que llevó de inicio a la FED a modificar su política monetaria y hacerla más flexible. Ya acumula 50 puntos base de baja en el transcurso del segundo semestre del año.
La inflación en México se ha desacelerado significativamente a niveles de 3.16% anual al consumidor y 2.88% anual al productor al mes de agosto y junto con la FED, facilita la toma de decisiones al Banco Central.
Banxico ya inició su proceso de baja desde la reunión anterior, y seguirá a la FED. Este jueves muy probablemente reducirá otros 25 puntos base para situarla en 7.75% anual.
La tenencia de extranjeros en mercado de dinero ha venido moviéndose hacia esa expectativa. Ha reducido de manera importante su posición en Cetes y ha incrementado moderadamente su posición en Bonos.

 

Así la política monetaria de Banxico se encamina a tratar de que la economía mexicana tenga incentivos para buscar mejorar niveles de consumo e inversión, pero requere ahora de la política económica del Gobierno que genere confianza y certeza para que la inversión privada resurja y de nueva cuenta, la veamos sobre rangos del 23 al 25% del PIB que tanta falta hace para asegurar crecimiento superior al 2.5% anual y una creación de empleos promedio de 50 a 60 mil nuevas plazas vs 30 mil que está generándose actualmente.