En el Campo Militar 37 C –en San Miguel de los Jagüeyes, Estado de México– se encuentra el Centro de Producción Canina del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, donde crían caninos y se escogen los que serán destinados para búsqueda y rescate, como fue el caso de Pánuco, un pastor belga malinois que rescató a seis personas en la colonia Portales, junto con su manejador, en el sismo del 19 de septiembre de 2017.

“La producción era al principio de 120 cachorros por año. Entre 2013-2014 aumentó a 145 y con la formación de nuevas brigadas de policías, en 2015, pasó a 300 canes. Se trajeron 20 ejemplares de las razas pastor belga malinois de Holanda, España y República Checa”, expresó el mayor médico veterinario, José Ramón Martínez Sandoval, director del Centro de Producción Canina del Ejército y la Fuerza Aérea.

El subteniente médico veterinario, José Francisco Castillo Guerra, efectuó un ultrasonido por imagenología a una de las perritas en gestación. “Nosotros no intervenimos a menos de que sea algo urgente, hemos tenido en tres años, dos cesáreas, y se cuenta con el personal para efectuar la cirugía”.

Explicó a 24 HORAS que realizan el control, registro de salud de todos los cachorros y adultos, que implica la nutrición, reproducción, medicina preventiva; también han aplicado la inseminación en fresco, “somos los encargados de proveer de cachorros al Ejército y hay un aproximado de 30 personas que laboran mañana, tarde y noche”.

Martínez Sandoval comentó que en el área de maternidad las perras ingresan 15 días antes de la fecha probable del parto, donde permanecen junto con sus crías hasta dos meses, cuando el can ya come pasa al área de destete y continúa con su adestramiento. El desgaste de la perra no es tanto la gestación, sino la lactancia, dijo.

Las crías empiezan a ser estimuladas a los cuatro días de nacidos con diferentes texturas, caricias y a los dos meses salen al área de esparcimiento, trabajan con una toalla, ruidos y premios.

En esta etapa comienzan a detectar pseudoaromas, como de la cocaína y son capaces de percibir olores de cadáver fresco y putrefacto.

El sargento segundo policía militar, Manuel Romero Reyes, perteneciente a la séptima brigada de policía de la Compañía Canófila, explicó que su trabajo consiste en entrenar a los perros de búsqueda y rescate.

“Llegan a la edad de cuatro meses –a la brigada de Policía Militar– y están en una etapa de socialización hasta el año, después comenzamos con el adestramiento”, refirió.

Comentó que hay cinco especialidades: búsqueda y rescate, guardia y protección, búsqueda y rastreo, búsqueda de enervantes, así como búsqueda de detección de explosivos.

Abundó que para escogerlos realizan una selección y hacen un examen de diagnóstico para designarlos, “mostramos varios escenarios a los cachorros y vemos dónde muestran más interés y así los vamos seleccionado”.

En el caso de búsqueda y rescate, el can entrena en una supuesta área colapsada o en un deslave. “El perro y su manejador deben tener un buen trabajo, por eso interactuamos con él, tiene que ser uno mismo, el adiestramiento es para los dos”.

LEG