Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres

¿Qué ocurriría si la retórica coincidiera con la práctica cuando las oposiciones al Gobierno de la Ciudad de México se refieren al tema de seguridad?

Después de nueve meses de observar el comportamiento de los alcaldes y luego de que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, presentara su primer Informe ante el Congreso local, no es posible omitir el hecho de que los representantes populares y los representantes de las alcaldías difieren aun cuando sean del mismo partido.

Me consta que los alcaldes del PAN y del PRD han manifestado y han realizado aportaciones específicas de tiempo de coordinación, adquisiciones y propuestas que abonan claramente a favor de un esquema de colaboración y cooperación indispensables para recuperar la seguridad de la capital nacional.

Es el caso del alcalde Benito Juárez, Santiago Taboada, proveniente de Acción Nacional, y del perredista Julio César Moreno, de Venustiano Carranza, cuyas diferencias de campaña fueron ácidas, por decir lo menos, con la entonces candidata de Morena.

Observé ayer, en el edificio del legislativo local, cómo los voceros de esos partidos, y además del PRI, se expresaron respecto de la inseguridad como no lo hacen, al menos en público, los alcaldes de los partidos de oposición a Morena.

Quienes alcanzaron a conservar una porción del poder y que, como parece ser evidente, no podrán aspirar a mantenerlo si se alejan de un esquema de resolución de conflictos del lado del gobierno tienen posiciones divergentes de esos propios legisladores.

Tal vez unos buscan mantenerse como voceros de partido y otros únicamente como representantes de un segmento del poder Ejecutivo y juegan ordenadamente sus roles, aún cuando las opciones derivadas de ellos no coincidan.

La reconquista de la seguridad solamente puede basarse en la colaboración -presupuestos, las políticas sociales, la norma endurecida, la operación con inteligencia y la presencia accesible y patrullada de los elementos policiales- que coloque los intereses ciudadanos por encima de los partidos, desde las alcaldías parecerían dotados de un mayor sentido práctico que algunos legisladores cuyas intervenciones fueron críticas y a medias con datos.

Otro tema a destacar es que, desde hace algunos días, se han manifestado posiciones polares en torno a la alerta de género en la Ciudad de México. Se sabe bien que establecer una etiqueta sin el respaldo de un compromiso real para enfrentar el problema que representa no es más que una acción de relaciones públicas. En su informe, Sheinbaum insistió en que se trabaja de manera integral para detener la violencia de género: es una postura honesta y realista.

Aunque no satisfaga a algunos colectivos, es verdad que vale más invertir en estructura, capacitación y promoción de lo que en el Consejo Ciudadano hemos llamado el triángulo virtuoso para la seguridad de las mujeres. Es una figura que tiene en sus tres vértices a mujeres empoderadas, hombres respetuosos y autoridades responsables. Sin la participación activa de todos, sería imposible pensar en la contención de crímenes tan terribles como los feminicidios. Dice bien, entonces, que no es oposición a la alerta de género, sino simplemente reconocer abiertamente que no funciona.

Un ejemplo claro es el caso de Morelos, en donde desde agosto de 2015 se decretó la alerta en ocho municipios (Cuernavaca, Temixco, Cuautla, Emiliano Zapata, Jiutepec, Yautepec, Xochitepec y Puente de Ixtla) y hoy sigue en la tasa más alta de feminicidios por cada 100 mil habitantes del país.

La igualdad de género y la seguridad serán conquistas en la siguiente etapa después de superar las discrepancias de las oposiciones consigo mismas y con respecto del gobierno.