PARÍS, Francia. Para quienes por circunstancias de la vida hemos tenido que radicar lejos de la patria, existen fechas particulares que nos hacen recordar -con mayor o menor nostalgia- nuestras raíces. Una de ellas es, sin duda alguna, el 15 de septiembre que, en cada país, las comunidades connacionales celebran de manera distinta, según el grado de cohesión que exista en sus respectivas localidades.

Un ejemplo a seguir es lo que desde hace 30 años acontece en Francia. De manera ininterrumpida, una asociación civil sin fines de lucro, París-México, encabezada por un entusiasta promotor de lo mexicano, Nicolás Jiménez, organiza una fiesta que ha cobrado prestigio e importancia en el espectro europeo a lo largo de estas últimas tres décadas.

Organizado en un salón en los límites de la ciudad con los suburbios parisinos, en este festejo se reúnen más de tres mil mexicanos para celebrar, a diez mil kilómetros de distancia de su lugar de origen, esta fiesta nacional que nos permite reafirmar nuestra identidad mexicana.

La del domingo pasado no fue la excepción. Cerca de tres mil mexicanos se dieron cita en un imponente salón de fiestas para escuchar a siete distintos grupos musicales, uno de ellos la afamada Sonora Dinamita, y para presenciar la ceremonia solemne que encabezó el embajador de México en Francia, el reconocido diplomático Juan Manuel Gómez Robledo.

Francia es y ha sido fuente para la definición y reafirmación del concepto de nuestras raíces. Octavio Paz encontró en el Viejo Continente, particularmente en París en la década de los treinta, muchos de los argumentos que dieron origen al concepto de mexicanidad, “esa invisible sustancia que está en alguna parte” y “que no sabemos en qué consiste ni por qué camino llegaremos a ella”, como lo relata en su ensayo El laberinto de la soledad.

Francia se reafirma, año con año, como la capital de los festejos patrios en Europa. De todos los connacionales que radican de este lado del Atlántico depende mantener vigente este encuentro que une, al menos una vez al año, a los paisanos sin distingo de clases, origen o tendencia política.

Segundo tercio. Emiliano Zapata, el disruptor, es el nombre de una serie de actividades culturales que, durante esta semana y a hasta el mes de octubre, organiza el movimiento Rubicó en la ciudad de París. Bajo la batuta del promotor Gonzalo Ortiz, esta iniciativa de carácter ciudadano cuenta con la participación de artistas de primer renombre como Arnaldo Cohen y Andrés Amaya.

Además de los artistas que forman parte de esta propuesta, se encuentran en esta capital familiares del general Emiliano Zapata: su nieto, Manuel Manrique Zapata, y bisnieto, Ulises Manrique Zapata, quienes no descartan visitar en estos días la tumba de otro general enterrado en la Ciudad Luz: Porfirio Díaz. Se trataría de un hecho insólito en la historia de nuestro país.

Tercer tercio. México es altamente representado en Francia con tres embajadores de primer nivel. Además del prestigiado multilateralista Juan Manuel Gómez Robledo como embajador bilateral, la OCDE tiene como representante permanente a una destacada funcionaria hacendaria, Sybel Galván, quien acaba de ocupar el cargo. Para cerrar la terna, en las próximas semanas arribará a la misión en la UNESCO el reconocido Juan José Bremer, a quien le precede una de las carreras más completas en la diplomacia nacional.