La tendencia de ciertos espacios de la información no oculta su consigna. A eso no se le puede llamar periodismo sino provocación, o, por lo menos agresión de una parte del gremio periodístico cuya nostalgia por los privilegios se expresa a través de preguntas agresivas y comentarios sistemáticamente descalificadores.

Sin embargo, en la contraparte, en el lado de la administración pública, se observa un profundo conocimiento de los temas que tratan, pero sobre todo de su trabajo. Y cuando se conocen a fondo las tareas a realizar, hay compromiso.

Se acabaron los tiempos en los que un abogado lo mismo podía ser secretario de Educación que de Salud, sin siquiera sonrojarse.  El funcionario público al sentarse en su silla de Secretario adquiría, por arte de magia, los conocimientos necesarios para llevar a cabo sus funciones, como si se tratara de un experto.

Esos Secretarios de estado, improvisados y sacados de la manga, sin más atributo que la amistad con el Presidente, no hubieran resistido el embate de las preguntas de reporteros agresivos, sarcásticos, descalificadores como el que se encontró en su camino Arturo Herrera, secretario de Hacienda de la actual administración.

El conocimiento de las tareas de un funcionario público debe antecederle. En el pasado, los propios Secretarios confesaban que nada sabían de las funciones donde los colocaba su amigo el Presidente, como fue el caso de Luis Videgaray cuando se autodesignó secretario de Relaciones Exteriores, a través de la voz de Enrique Peña Nieto. En ese momento declaró que aprendería diplomacia sobre la marcha.

Bastaba la designación del todopoderoso Presidente para que el cerebro de los nuevos Secretarios se llenara de conocimientos sobre la materia de la que nunca aprendieron nada, de ahí que hubiera muchos los palos de ciego en administraciones como la pasada o las anteriores. Porque lo mismo se nombraba a un administrador en tareas humanistas, que a un técnico en decisiones políticas o a un improvisado en funciones de alta responsabilidad.

Las entrevistas que le han hecho al secretario de Hacienda muestran que es el indicado para ese puesto, seguramente con sus conocimientos la dependencia de gobierno será uno de los pilares de la Cuarta Transformación. Basta escuchar a Arturo Herrera para darse cuenta que no es ningún improvisado, que sabe lo que hace y lo que dice. Pero también es una persona que a base de la expresión de su conocimiento da confianza para que este país se mueva, y pensar que desde esos mismos medios donde entrevistaron al Secretario se soltó el rumor de que en la actual administración faltaba experiencia económica.

Herrera, lo mismo habla de Pemex que de lavado de dinero, que de refinerías y cargas fiscales. Conoce el tema. Sabe que la recaudación de impuestos es también parte de la transparencia de las empresas y de los ciudadanos, pero sobre todo, puede convertirse en el hilo que puede deshacer la madeja de intereses y corruptelas.

Ya lo dijo el propio Presidente. Antes había evasión y la cubrían aumentando impuestos, las transas de pocos las pagaban las mayorías, los contribuyentes cautivos.

Es por eso que los partidos del pasado quieren ampararse y argumentar inconstitucionalidad por las leyes que consideran la facturación falsa un delito grave. Muchos de los líderes de los partidos del pasado han lavado dinero por esas vías.

En Veracruz el caso más conocido fue el del expresidente municipal de Tuxpan, Alberto Silva Ramos, quien creó empresas fantasma, con facturas apócrifas y propietarios que por unos pesos firmaban ante notario lo que el Cisne les dijera.

Pero en todo el país la facturación prestada, alquilada o comprada fue un negocio para unos cuantos que sabían los caminos que debían seguir para lavar dinero, para defraudar al fisco y para evitar pagar a las arcas del gobierno un dinero mal habido.

La secretaría de Hacienda es el punto neurálgico de la economía del país, de su recuperación, pero también es el inicio del rastreo de cuentas bancarias de ilícitos de toda índole, de ahí su trascendencia y por ello ahora hay un Secretario a la altura de esta responsabilidad.

El actual secretario de Hacienda está listo para comparecer ante cualquier foro, seguramente la oposición se quedará, como se quedó el entrevistador televisivo: sin palabras. Terminó por reconocer que el programa económico que le habían ordenado criticar, es bueno.

Los entrevistadores pierden cada día su calidad moral para seguir teniendo credibilidad, y los funcionarios públicos, que estaban desprestigiados, empiezan a recuperar la imagen y simpatía de la población como lo demostró el secretario de Hacienda Arturo Herrera.

Hacía muchos años que México no contaba con un secretario de Hacienda con tanta precisión en las respuestas y con esa claridad en la demostración de sus trabajos. Esta vez la persistencia de los necios a la hora de preguntar sirvió para que el lucimiento del secretario de Hacienda brillara en todo su esplendor, más allá de las consignas de la emisora del programa televisivo nocturno y de las agresiones inútiles del entrevistador.

 

PEGA Y CORRE.- Resulta por demás incongruente la postura de los profesores afiliados a la CNTE que impidieron el acceso a los diputados a la Cámara, para que discutan las leyes secundarias que contienen muchas de sus peticiones. Ahí hay una mano que mece la cuna y seguramente es de algún partido de oposición que no se atreve a dar la cara ni a decir su nombre…

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