Hablar de la marca de más goles anotados con una selección, siempre fue referirse al récord de Puskas.

Grandes cracks, de Pelé a Ronaldo Nazario, de Gerd Müller a Gabriel Batistuta, llegaron a adquirir tan poderosos ritmos goleadores que se pensó que podían alcanzar la cifra mágica de los 84 tantos de Puskas, con el añadido de que los logró en 85 cotejos, casi uno por juego (como muestra del dominio que impuso aquella hermosa Hungría, su compañero Sándor Kocsis celebró por los mismos años 75 dianas en 68 apariciones).

Récord que, por la débil exigencia en otras confederaciones, fue acechado primero por un japonés (Kunishige Kumamoto sumó 80) y luego por un zambiano (Godfrey Chitalu totalizó 79), para finalmente ser superado por un iraní (Ali Daei lidera hoy ese listado con 109).

Para que algún futbolista europeo o sudamericano se elevara a tal cosecha era imprescindible tanta contundencia y flexibilidad ofensiva, como insaciabilidad y longevidad, cuatro características con las que bien puede definirse a Cristiano Ronaldo.

Con los cuatro tantos anotados este martes, ha trepado hasta los 93 goles internacionales. Ya muy lejos del legendario Puskas y acercándose a los 109 de Ali Daei. Algo muy extraño y desafortunado tendría que acontecer para que el portugués no se adueñe de esa cúspide.

Al mismo tiempo, acelera con Lionel Messi pegado a su espalda, por la marca de más goles oficiales perteneciente al delantero del Wunderteam austríaco de los treinta, Josef Bican, con 805. Asumiendo que en un mal año anotan no menos de 35 veces, bastaría con que los dos titanes de la actualidad hagan lo que suelen hacer por tres temporadas para que se peleen un récord equiparable al de más cuadrangulares en Grandes Ligas (Barry Bonds), más puntos en la NBA (Kareem Abdul-Jabbar) o más pases de anotación en la NFL (Peyton Manning ve venir tanto a Drew Brees como a Tom Brady).

Pero hablábamos de ser el máximo anotador a nivel de selecciones, lo que supone una dificultad muy particular. Funcionar con compañeros distintos a los de la rutina diaria, jugar en momentos incómodos en el calendario, mantenerse sano y consistente por muchos años en tan asfixiante calendario.

En su época, Puskas se benefició de que el club Honved casi se había convertido en el representativo húngaro. En la actual, Cristiano ha pasado de alternar con Luis Figo o Rui Costa (primeros dosmiles) a hacerlo con un Joao Félix que nacía cuando CR7 ya había dejado Madeira para iniciar carrera en el Sporting de Lisboa.

Cristiano será más pronto que tarde el máximo anotador en cotejos internacionales. El listón pasará muchos años intocable donde el portugués decida dejarlo. Quizá en un tiempo nos refiramos a esa marca con su nombre, como antaño con el de Puskas.

Twitter/albertolati

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