El ex presidente Felipe Calderón parece que no aguantó la presión y mandó a su ex encargado del Consejo de Seguridad Nacional, ex director del CISEN y ex secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, a acusar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador de ¡militarizar la seguridad publica!

Pero el fondo es otro: la estrategia de seguridad de López Obrador busca pacificar al país que Calderón metió en una guerra formal contra el crimen organizado echando mano de las fuerzas armadas.

El saldo está a la vista: la estrategia de Calderón aumentó los homicidios dolosos en ¡40%! sobre las cifras del gobierno de Fox. Y esa estrategia se dedicó a perseguir capos provocando una guerra que acumuló 102 mil 859 muertos en su sexenio.

Ante el rastro de sangre de la estrategia de Calderón y de Peña Nieto, ahora se busca parar la matanza, pero no será fácil: los dos gobiernos anteriores potenciaron la violencia matando jefes y dejando vivas las estructuras criminales.

En un artículo publicado en El Heraldo de México el 31 de agosto, Poiré califica de “militarización” la Guardia Nacional formada por policías militares, pero sin reconocer que fracasó el modelo policiaco de Calderón y que la persecución de capos exacerbó la guerra criminal y la respuesta de los cárteles.

El problema de la estrategia de seguridad de López Obrador radica en que busca recomponer la estabilidad de seguridad que Calderón y Peña Nieto incendiaron con sus objetivos de descabezar los cárteles, pero dejando intactas las estructuras. Y no sólo eso: Calderón y Peña Nieto permitieron la diseminación de los cárteles en centenas de grupos delincuenciales, porque los dos gobiernos sólo buscaron, en efecto, darle de escobazos al panal de avispas.

Lo grave de todo fue que Poiré fue uno de los responsables directos de la estrategia fallida que ensangrentó al país y hoy desde la academia aparece como crítico de errores que fueron los suyos.

 

Zona Zero

Antes que lo haga el presidente Donald Trump es posible que México caracterice a los cárteles como organizaciones terroristas. El ataque contra civiles en Coatzacoalcos buscó generar terror entre la población. Y si el canciller Marcelo Ebrard pide que los supremacistas sean terroristas, aquí por qué no.

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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