Por Ángel Álvaro Peña
Cuando se está más alto las caídas duelen más y a veces matan. De ahí que luego de ser el gobernador consentido pasa a ser uno de los peores.
Cuando los pretextos se le terminan a los negligentes es como si las balas se terminaran en la guerra.
Primero fue su abuelita, a quien culpó de tener desperdigada a la familia entre la administración pública estatal, situación que él no sabía, a pesar de tener la obligación de ser la persona más informada del estado.
Ni siquiera sabía que dentro de la administración que encabeza hubiera un familiar. Esto lleva al absurdo, el absurdo al ridículo y éste a la burla.
Porque es la burla donde los medios estatales han basado la narración del acontecer de un estado que debió transformarse desde hace varios meses. Aunque siempre hubo una coartada para dar su versión de la lucha contra la delincuencia.
Luego de la presentación de su abuelita en público, le siguió la sospecha de que el fiscal General de Veracruz, Jorge Winckler Ortiz, estaba asociado con el crimen organizado y que por eso liberaba a los delincuentes. Colocó al fiscal como la causa de todos los males, aunque el tema nada tuviera que ver con la aplicación de la justicia.
Ahora, el Congreso local le ha hecho el flaco favor al gobernador de sacar de la jugada al fiscal y deberá actuar en consecuencia; sin embargo, la falta de disposición para llevar a cabo su tarea se convierte en la causa principal de que la gente haya perdido la confianza en su gobernador.
La indiferencia que siempre caracterizó al funcionario y la carencia total de sensibilidad hacen que los veracruzanos se sientan desprotegidos. Lo peor de todo es que no sólo ha perdido la confianza de la población del estado sino de su jefe y amigo, el presidente de la República, quien lo consideraba una gente honesta y como uno de los ejemplos a seguir como funcionario público, incluso se le llegó a considerar un presidenciable ante el cúmulo de alabanzas que el propio presidente de la República le demostraba en cada viaje que hiciera a la entidad. De eso ahora nada queda.
Ha perdido credibilidad incluso ante sus propios compañeros y dentro del gabinete se habla de que ya hay peleas por suceder al actual gobernador en su cargo. Sin embargo, el juicio más severo es el de la población que le hadado la espalda convirtiéndolo en el hazmerreír en cada caricatura, en memes y hasta en chistes de café, donde el protagonista de las burlas, de toda índole es el gobernador del estado.
El gobernador ya no tiene abuela a quien culpar ni fiscal a quien responsabilizar de la pasividad de las actividades del gobierno del estado.
Ricardo Monreal, en representación del Senado de la República, en su visita a la capital del estado para acompañar a la senadora de su partido Gloria Sánchez, dijo que el Gobernador desconocía a fondo el problema en la entidad, pese a que en campaña dijo que tenía la fórmula para resolver las situaciones que aquejaban a los ciudadanos.
Según Notiver, una encuesta realizada por México Elige señala que en el estado de Veracruz el 39.9 por ciento de la población aprueba al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, emanado de Morena, quien se coloca en el puesto número 19 de las 32 entidades.
Es decir, la exhibición de la ineficacia se hizo ante los medios, la presidenta de su partido, y los invitados que pudieron darse cuenta con la ligereza con la que es tratado un gobernador que pudo haber llegado muy lejos en caso de que hubiera querido trabajar. PEGA Y CORRE. – A pesar de que no han demostrado contar con la credibilidad de los ciudadanos, los consejeros electorales, exigen seguir percibiendo un salario por arriba de lo que gana el presidente de la República. A pesar del aumento salarial que tendrá el presidente Andrés Manuel López Obrador para 2020, los magistrados y consejeros electorales proponen mantener un sueldo y prestaciones superiores a las que recibirá el jefe del Ejecutivo. Esto es una muestra de que no son precisamente unos demócratas sino unos buscachambas… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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