Las embarcaciones de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) se han enfrentado a obstáculos para el rescate de migrantes y refugiados, a causa de las decisiones de políticos en el mar Mediterráneo donde, hasta el momento, han muerto casi 900 migrantes que están huyendo de la pobreza o la guerra que viven en sus países de origen.

El mar Mediterráneo es una de las fronteras más mortales del mundo, cuando los migrantes procedentes de África, Asia y Oriente Medio arriesgan sus vidas en esas frágiles embarcaciones que salen cargadas de migrantes en busca de un cambio de vida, se hunden o quedan atrapados.

El naufragio más grandes fue en julio pasado, en una embarcación hecha de neumáticos que salió de la ciudad de Khoms, con 300 pasajeros subsaharianos, se hundieron en las costas de Libia; el hecho provocó la muerte de 150 personas.

Aún así siguen las restricciones de varios países europeos que obstaculizan el trabajo de los barcos de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Una de las naciones que niega la entrada a los barcos de rescate es Italia, y prevén confiscar los botes, retirar las licencias y sancionarlos con multas hasta por un millón de euros, cuando por la Ley del Mar se debe rescatar a los náufragos.

David Noguera, presidente de Médicos sin Fronteras, indicó que a las ONG no tienen otra opción que seguir en el mar ante la indolencia de los gobiernos europeos y su política migratoria. Se estima que durante los años 2014 y 2018 han muerto o desaparecido más de 19 mil personas por ahogamiento en el mar Mediterráneo, al intentar de migrar ilegalmente.

LEG