La victoria “moral’’ que significó para Martí Batres el hecho de que la Comisión de Honor y Justicia de Morena ordenara reponer el proceso para elegir al presidente del Senado no hace sino profundizar la división en el partido y el encono que los líderes le han cobrado a Ricardo Monreal.

Dicha Comisión había notificado a Monreal, hace tres días, la resolución y estableció un plazo de cinco días hábiles para que el zacatecano enviara su respuesta.

En vez de eso, Batres dio por buena la sentencia, la hizo pública y la festejó como una victoria moral.

El asunto es que el propio Batres anunció que no competirá en la reposición de un proceso que depende exclusivamente del hecho de que se inscriban otros senadores que aspiren al cargo.

Monreal presentó ayer un escrito en el que 44 de 58 senadores de Morena respaldan el nombramiento de Mónica Fernández como presidenta del Senado en sustitución de Batres, además del apoyo que recibió del resto de las fracciones parlamentarias.

No habrá una reposición del proceso si no hay más candidatos que la propia Fernández; puede que surja uno de entre el grupo de 14 legisladores que apoya a Batres, pero sabrá que será aplastado por la mayoría.

Al final, el festejo de Batres se puede equiparar a la celebración del crecimiento económico de 0.01%, que corregido semanas después fue igual a cero.

Bajo la dirección de Yeidckol Polevnsky, en Morena comienzan a florecer las corrientes –o las tribus-, como ya se vio en este proceso.

¿Perdió Monreal?

Habrá que esperar la siguiente jugada del zacatecano; no por nada la nomenclatura del partido lo quiere fuera.

****

El presidente López Obrador ordenó, perdón, sugirió que la próxima dirigencia de Morena –partido al que amenazó renunciar “si se corrompe’’- sea elegida mediante una encuesta.

Obviamente todos aplaudieron la genialidad.

Porque ya conocemos las encuestas con la marca del líder de Morena.

Nadie sabe quién las realiza, nadie reconoce haber sido encuestado y al final nadie reconoce el resultado.

Así que el ganador será el que tenga la bendición del tlatoani, y como que sus afectos se inclinan más por Bertha Luján que por Mario Delgado; lo de Alejandro Rojas Díaz Durán es un mal chiste.

****

La secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, lo volvió a hacer.

La funcionaria fue entrevistada sobre el reportaje realizado por Arelí Quintero para el noticiero radiofónico de Carlos Loret sobre el emporio de bienes raíces de Manuel Bartlett.

Sandoval dijo que esas casas fueron compradas cuando Bartlett no era funcionario público.

Perooo eso no es lo que se cuestiona, sino que en su declaración patrimonial ¡las ocultó! por alguna oscura razón.

La nota está bien documentada y fue refutada por Bartlett con un tuit en el que “rechaza categóricamente’’ la información.

“Periodismo venal’’, firma el tuit.

Pero nada de documentación o información para refutar lo dicho por la escrupulosa reportera Quintero.

****

Ayer le comentamos en este espacio de la notoria incapacidad del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, para atender los problemas del estado, principalmente la inseguridad.

García afirmó, en varias entrevistas de radio, que había sido la Fiscalía General del Estado la que había liberado al presunto autor material del atentado en un bar de Coatzacoalcos.

Ni fue la Fiscalía del estado ni había pruebas de que el presunto denunciado por el gobernador hubiera participado en los hechos.

¿Quién desmintió a Cuitláhuac? La mismísima Fiscalía General de la República.