La Amazonia, el pulmón verde del planeta, sigue ardiendo. La humanidad se pone a temblar, no sin razón, ante la posible devastación medioambiental.

Por supuesto el fuego en la selva irrumpió de lleno en la reciente cumbre del G7 en el balneario francés de Biarritz, sobre todo por la postura del Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a quien el anfitrión de la cita, Emmanuel Macron, acusó abiertamente de no asumir sus compromisos sobre la protección de la biodiversidad.

No imaginaba entonces Macron que su comentario prendería la mecha de un feroz incendio diplomático entre ambos países. El Presidente sudamericano ripostó llamando “colonialista” al francés (por llevar el drama en la Amazonia al G7). Acto seguido: su hijo Eduardo saludó en Twitter una publicación en la que aparece una protesta violenta de “chalecos amarillos” con el comentario “Macron es un idiota”. Más lejos aún ha ido el ministro brasileño de Educación, Weintraub, quien no titubeó en calificar al Jefe del Estado francés de “cretino oportunista en busca de apoyos de agricultores franceses”.

Cuando empezamos a pensar que ya se había tocado fondo, le echaron más leña al fuego, y lo hicieron al más puro estilo cantina de cuarta. Los ataques provenientes de Brasil adquirieron una dimensión abiertamente ofensiva cuando Jair Bolsonaro se regocijó en Facebook de los insultos y burlas contra la esposa de Emmanuel Macron, Brigitte. Le encantó un fotomontaje en el que se compara a Brigitte, 25 años mayor que su esposo, con la primera dama brasileña, 27 años más joven que el mandatario sudamericano. Al lado de las imágenes figura la frase: “¿Ahora entienden por qué Macron ataca a Bolsonaro?”. Comentario de Bolsonaro: “No humilles al tipo. LOL”.

No había forma de guardar la calma ante semejante bajeza. “Es triste, sobre todo para él y para los brasileños… Espero que el pueblo brasileño tenga un Presidente que esté a la altura”- dijo ante la prensa, visiblemente afectado, el inquilino del Palacio del Elíseo.

Se están quemando las relaciones entre Francia y Brasil. Literalmente. Y de paso se están dando con todo dos visiones opuestas del mundo, la nacional-populista de Bolsonaro y la multilateral-liberal de Macron. Habrá daños colaterales.

De momento no se vislumbra ningún remedio. Las súplicas “¡Perdónenme, perdónenme mil veces!”, dirigidas a los franceses por el célebre escritor Paulo Coelho han tenido escaso efecto.

Mientras la Amazonia sigue ardiendo.