Estamos a pocas semanas para que el Gobierno federal presente el Presupuesto 2020 al Congreso para su análisis y aprobación.

Junto con la información del marco macroeconómico, se tendrán datos importantes como la recaudación y gasto público, el nivel del superávit primario donde funcionarios de la SHCP consideran posible mantener 1%, el endeudamiento permitido en su caso y el límite del déficit fiscal, entre otros puntos.

Sin embargo, habrá otros datos relevantes como será el apoyo a Pemex que servirá a las calificadoras crediticias para revisar las condiciones de solvencia tanto de la propia paraestatal como del Gobierno federal (nota soberana).

Este evento junto con el seguimiento de la ratificación del T-MEC darán la prueba al movimiento del tipo de cambio por un lado, pero también servirá para medir si la curva en mercado de dinero seguirá a la de los bonos del Tesoro o se abrirá, justamente cuando viene el movimiento adicional de baja en la tasa de interés por parte de la Fed.

Actualmente, y lo hemos estado comentando varias veces, existe una salida de flujos de tenencia de extranjeros en mercado de dinero, es decir, en la parte de portafolios.

Recientemente conocimos el dato de inversión extranjera directa, que de enero a junio creció 1.5% al totalizar 18 mil 102 millones de dólares. Sin embargo, gran parte de este monto es en realidad “reinversiones” de las utilidades de las empresas posicionadas en nuestro país, algo bueno pero no suficiente para nuestra economía. Se requiere de nuevas inversiones que impulsen el desarrollo y el empleo, y hasta ahora no las observamos.

Basta con ver algunos datos ya desglosados de nuestra economía. Con datos al cierre del primer trimestre del año en curso, el sector secundario donde se incluye a la manufactura, la construcción y la minería registran tasas de crecimiento negativas. Inclusive la manufactura, donde se relaciona al intercambio comercial con Estados Unidos, desde el tercer trimestre de 2018 ha venido perdiendo impulso y ya registra una contracción marginal de 0.1% anual. Además, afecta de alguna manera la falta de ratificación del T-MEC por parte del Congreso de los Estados Unidos y la propia desaceleración mundial.

Los corporativos o grupos, como se conoce el sector en bolsa, ya se contraen 2.4% anual y energía eléctrica 1.3%.

En cuanto a la actividad terciaria, donde se incluye al comercio y servicios, estamos viendo que el comercio viene perdiendo impulso. El comercio minorista apenas crece a 0.4% anual y el comercio mayorista ya se contrae 1.5% anual. Las telecomunicaciones crecen a una tasa marginal de 1.1% anual cuando en el primer trimestre de 2017 crecía a tasas cercanas a 12% anual.

Y qué decir del sector de turismo y alimentos. En el segundo trimestre de 2017 crecía a tasas de 6.5% anual y actualmente ya se contrae 0.3% al primer trimestre de 2019.

Por todo esto, estamos a favor de que el Banxico siga los movimientos de la Fed para tener menores tasas de interés y una posible reorientación del dinero hacia la inversión y el consumo. Pero el riesgo Pemex, la falta de ratificación del T-MEC, la gobernanza que vive el país, así como la afectación externa con el conflicto comercial de Estados Unidos y China y la rápida desaceleración económica mundial podrían generar presiones sobre los flujos de extranjeros en portafolios y, por lo tanto, del tipo de cambio, en donde nos preocupa si técnicamente el precio en el mercado interbancario supera niveles de $20.10.