El reloj está en marcha. A partir del 15 de agosto pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó a la Secretaría de Salud y la Cofepris, además de los legisladores, que en 180 días creen un marco legislativo que establezca la reglas para la producción, importación, comercialización y uso médico de la cannabis en nuestro país.

A este tema se le debió de finiquitar en junio de 2017; seis meses después de que se aprobara la primera legislación en materia. Pero hasta hoy es un tema que está en el abandono, aunque los resultados de abrir el mercado y reglamentar el uso a nivel global hablan por sí mismos y son alentadores.

Revisemos un caso de los más interesantes: Colorado. Aunque California fue el primer estado de los Estados Unidos en aprobar y legislar el uso de la mariguana medicinal, Colorado fue el primero, en 2014, en aprobar y legislar el uso recreacional, al igual que sus productos. (El uso médico ya se había aprobado en 2000).

El detalle y la minuciosidad con los que se redactaron las leyes en este estado permitió que en tan sólo cinco años (2014 a 2019) el negocio de la cannabis legal alcanzara seis mil millones de dólares en ventas.

Esta cifra no está generada única y exclusivamente por la venta de los productos en sí, sino también, por ejemplo, por los 905 millones de dólares que Colorado recogió en permisos, impuestos y comisiones que tienen que ver con los trámites para cultivar, producir, patentar y poder abrir un dispensario de productos cannábicos.

Por otro lado, se generaron ingresos del turismo cannábico: el nuevo canna-turismo, proveniente de pacientes o consumidores nacionales e internacionales. Ellos viajan al estado de las montañas Rocallosas para probar nuevos usos terapéuticos o consultar médicos especialistas en el tratamiento de diferentes padecimientos con productos como el CBD, uno de los más de 100 cannabinoides que hoy conocemos; el CBD es un extracto del Hemp, una variedad de la cannabis que es prima hermana de la mariguana, pero no contiene ningún psicotrópico.

Todo esto no fue sin precauciones y preocupación por cómo esto afectaría el consumo o si iba a fomentar un uso desproporcionado. Es por eso que a cinco años de la legalización para uso recreativo, el Congreso de Colorado comisionó una encuesta y descubrió que no hubo un aumento en temas de consumo, ni siquiera en los adultos jóvenes: aunque 80% de ellos la había probado, ni siquiera la mitad hacía uso constante de este tipo de sustancias.

Además, de 2 a 3% de los impuestos recaudados de las diferentes actividades de este negocio se van a programas del estado que tienen que ver con educación: ya sea al tema de infraestructura, construcción y conservación de escuelas públicas o como fondos que van a programas específicos de no abandono a la escuela básica o secundaria, fomento a la lectura, antibullying e inclusive becas para estudiantes de bajos recursos.

Esto NO es una nación, es un estado; en tan sólo cinco años. Si pensamos que en México ya perdimos dos años y hacemos las cuentas, vemos que en proporción hemos dejado ir del país millones de ingresos, miles de empleos bien remunerados, tecnología al campo, a la educación y quizá le quitamos la posibilidad de una mejor calidad de vida a miles de enfermos que podrían beneficiarse con una sólida regulación en cuanto al tema.

La Suprema Corte de Justicia les dio a los órganos responsables de reglamentar en nuestro país, 180 días para cambiar a México. El reloj, repito, ya está en marcha.

* Guillermo Nieto Macotela es fundador y presidente de ANICANN, la Asociación Nacional de la Industria del Cannabis.

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