ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña

La complicidad pareciera diluirse a la distancia y crea dudas acerca de la acción de la justicia en México. Por muchas que sean las investigaciones que se hayan iniciado por razones de corrupción en los funcionarios públicos del pasado no serán suficientes para definir la dimensión de esta práctica nociva.

Cuando se conoció la noticia de la detención de Rosario Robles, los mexicanos consideraron que la guerra contra la corrupción iba en serio.

Para Rosario Robles la ilusión de evitar ser encarcelada fue muy fácil aparentemente. Según la versión de un columnista, sus abogados le recomendaron dar 2 millones de pesos a un funcionario de la fiscalía quien le garantizó su libertad luego de la comparecencia. La inculpada nunca se preocupó por verificar si el extorsionador todavía trabajaba en la dependencia. Había dejado de laborar en ese lugar y se cree que se fue con los dos millones que, por cierto, tenía muy a la mano Rosario Robles.

Es decir, la corrupción llama a la corrupción. Al principio, se dijo que Rosario Robles no podía contar con los casi 70 mil pesos que se le pedían para que las investigaciones las realizaran sin encarcelarla. Luego se dijo que vendería todos sus zapatos, de los cuales los más baratos cuestan 8 mil pesos el par, y ahora suelta los dos millones como si los trajera en la bolsa.

En contraparte, su hija Mariana Moguel Robles, empezó a rifar una pantalla de 52 pulgadas para recolectar dinero que se destinará a la defensa de Rosario Robles. El boleto cuesta 250 pesos y abrió una cuenta para que los interesados depositen.

Por unas horas, en Buenos Aires, Argentina, fue detenido o entretenido Carlos Ahumada en el aeropuerto de esa ciudad, para luego dejarlo ir, cuando mostró que no había cuentas pendientes con el gobierno mexicano.

El abogado del empresario aportó como prueba el acta de cierre de la audiencia de diciembre de 2018, sobre el ejercicio fiscal 2012, “donde todas las observaciones fueron solventadas”.

En el documento se explica que como resultado de dichas auditorías, fueron pagados dos mil 293 pesos por Impuesto Sobre la Renta, 547 pesos por actualizaciones, mil 965 pesos por recargos y 668 pesos por multa por corrección, lo que generó un total de cinco mil 473 pesos.

Ahumada fue acusado por la Fiscalía de una supuesta defraudación fiscal contra Hacienda, por un millón 472 mil 236 pesos.

La tarea de la Fiscalía consistirá ahora en concentrarse en la Estafa Maestra y no distraerse en encontrar cómplices fuera del país. Desde luego que es un terreno escabroso porque hay implicados de alto nivel que están confiados que nada les pasará, ya sea por negociación previa o por considerar que las pruebas no los inculpan. Lo cierto es que el hecho de que Rosario Robles esté en la cárcel representa el hilo que dejará la madeja muy delgada.

Lo cierto es que hay un desvío de 5 mil 073 millones de pesos del erario, y en eso hay muchos sospechosos, desde el expresidente Peña Nieto hasta el excandidato del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade.

Todo este proceso de corrupción empieza en el sexenio anterior, hay sospechosos en niveles de gobierno que anteriormente ni siquiera eran cuestionados por sus desvíos de fondos, de recursos materiales y humanos en su beneficio.

Ahumada tiene delitos por los que es señalado en México, pero la mayoría son de orden político. Son inculpaciones que tienen que ver con la moral, pero eso es una investigación separada de la Estafa Maestra, cuya investigación pareciera infundirle miedo a la Fiscalía.

Algunos le llaman venganza a la detención de Robles, podría ser el móvil de las investigaciones que conducen a un delito muy grave, pero que existe, es decir, el delito es real. No puede separarse un concepto de otro.

La lucha contra la corrupción se demuestra y los y las delincuentes se muestran despojados de su protección anti-cárcel, en la vulnerabilidad de cualquier ciudadano. Esto debe continuar hacia arriba y hacia abajo. Porque en el caso de la Estafa Maestra, Rosario Robles Berlanga sólo es el eje. PEGA Y CORRE.- No cabe duda que la guerra contra la jefa de gobierno de la Ciudad de México sigue en pie.

 

Ahora, unos 200 comerciantes de la Central de Abasto protestarán en una marcha para exigir que las obras de remodelación de la central se aceleren y que los trabajadores laboren los siete días de la semana. Si esto no es sabotaje, entonces ¿qué es?.. Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

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