Todos van tras el reparto del botín.
Si hablamos de la dirigencia, los aspirantes a presidir el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) están enfrentados entre ellos.
La pelea entre Yeidckol Polevnsky y Bertha Luján es a muerte porque las dos se arrogan las preferencias de ya saben quién.
Pero ninguna de ellas las trae consigo.
No tienen, siquiera, el reconocimiento, el respaldo y menos el respeto del operador de las tinieblas de la llamada cuarta transformación.
Gabriel García Hernández no quiere a ninguna de ellas y, como jefe de los superdelegados designado por quien manda, opera apoyos y rechazos.
Lo hace donde debe ser: en el territorio, en la estructura, en la nomenklatura de diputados, gobernadores, funcionarios federales, etcétera.
Ellas traen su choque mientras un tercero trabaja y opera para construir lo inexistente: un partido de estructura y representación nacional.
Así va Mario Delgado, quien ayer en su informe como coordinador de los legisladores federales pidió una elección abierta, democrática y transparente.
CABALLERÍA CONTRA MONREAL
Otra pelea sorda se da en el Senado.
Ahí el oportunista de todas las acciones quiere reelegirse como presidente de la Mesa Directiva y no hay manera de echarlo abajo.
Ha movido sus piezas.
¿Cuáles?
Las suyas, la de los pocos que lo siguen en ese cuerpo legislativo y por supuesto dentro del Gobierno federal, donde están los pesados.
Y vaya si los hay:
Ha pedido y recibido el respaldo de los secretarios de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y de Energía, Rocío Nahle.
De la diputada federal Tatiana Clouthier, quien se siente heredera de la ideología de su padre, pero operadora de la cuarta transformación.
E incrustados en el organigrama como periodistas y burócratas pequeñez Jenaro Villamil y Pedro Miguel.
Ellos y por supuesto Yeidckol Polevnsky, quien trae cuentas pendientes con Ricardo Monreal cuando impulsó a Alejandro Armenta sobre Miguel Barbosa para Puebla.
¿Contra qué castillos de viento combaten estos nuevos caballeros de la falsa transformación?
Pues contra Ricardo Monreal, a quien no quieren dejar operar la elección de un nuevo presidente del Senado para oxigenar ese cuerpo legislativo.
Lo dicho: en Morena todo es botín.
ALITO SE ALEJA DEL GOBIERNO
1. Lo adelantamos desde su postulación: Alejandro Moreno Alito no sería alfil de la cuarta transformación.
Ayer definió, palabras más, palabras menos: el verdadero partido satélite de este país es Morena porque obedece una sola voz, como todos sabemos.
Hoy comienza su tarea de la reconstrucción priista con el regreso de cuadros valiosos que se fueron cuando, como él dijo, la nomenklatura traicionó a la militancia.
Todo mundo apuesta a una dirección intrascendente, pero el plan de recorrer los municipios, de ir a todos los seccionales forzosamente debe cambiar al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
2. La intención oficial de tener una quintilla bajo el imperio de la justicia se rompió ayer intempestivamente.
¿Quién hubiera pronosticado?
La estrategia se deshizo en Argentina, donde vieron una demanda de extradición de risa con Carlos Ahumada.
Era el eslabón para ligar a Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos y sumarlos a Rosario Robles, Juan Collado y Carlos Ahumada.
Perdida la primera pelea con Ahumada sólo queda al Gobierno Collado para armar esa quintilla de ases presos.