“¡Ya no hay servicio!, ¡ya no va a salir!, ¡regresense!”, gritan decenas de personas al descender de las escaleras de la estación Tacubaya, Línea 9 del Metro, en dirección a las Líneas 1 y 7. Son las 23:35 horas del martes y el pasillo, que a esa hora comúnmente está casi vacío, rebosa de gente.

La lluvia ha caído torrencialmente sobre la ciudad y, mientras en la superficie ha provocado inundaciones y encharcamientos, bajo el suelo, en los túneles del Metro, causa marcha lenta y la demora de los trenes.

Efectivamente, en la Línea 9 el tren está casi lleno y los usuarios, desesperados, aseguran que llevan más de media hora esperando a que salga de la estación; algunos están en el andén, mirando con insistencia hacia la cabina del conductor, aguardando confirmación de si el convoy saldrá en dirección a Pantitlán, en el Oriente de la ciudad.

Mientras tanto, en el Metrobús Línea 2, cuya terminal también está en Tacubaya, también se observa un flujo inusual de usuarios; han escapado del Metro buscando trasladarse de un extremo al otro de la capital.

“Nos mandaron del Metro, que nos dejen pasar porque ya no va a haber servicio”, dice un hombre a la agente de Policía que resguarda la estación del Metrobús, con la esperanza de entrar gratis junto con otras ocho personas que lo acompañan.

“El Metro y el Metrobús son independientes, si quieren abordar tienen que pagar su pasaje… sal, hija, por favor”, responde la agente y llama la atención a una niña que acompaña al hombre, quien acaba de pasar por debajo del torniquete sin pagar.

Al otro lado de la ciudad, en la estación Pantitlán de la Línea A (ubicada justo debajo de donde concluye la Línea 9), los usuarios también están inquietos, pues a las 0:22 horas ya llevan esperando casi una hora a que salga el convoy hacia La Paz, en el Estado de México.

Es entonces cuando reciben el aviso de que saldrá un último tren (fuera de horario, pues la salida de convoyes de las terminales de todo el sistema concluye a las 0:00 horas).

En Canal de San Juan, a sólo dos estaciones de Pantitlán, los altavoces anuncian al personal que se preparen a abrir las puertas de salida, para desalojar a los usuarios del último convoy, y luego volverlas a cerrar. En un día normal, los accesos se cierran en todas las estaciones hasta que ha pasado el último tren, lo cual varia según la dirección y la distancia de la terminal de salida.

A las 0:45 horas, el último tren llega y agentes de Policía se despliegan en ambos accesos de la estación, ubicados en puentes peatonales sobre la Avenida Zaragoza, para desalojar a los usuarios, que caminan deprisa, pues la colonia Agrícola Pantilán, donde se ubica Canal de San Juan, es considerada una de las más inseguras de la capital.

LEG