El incidente tuvo un control de daños inmediato: el periodista Humberto Padgett y dos escoltas armados penetraron instalaciones de seguridad del campo militar 37-D en Santa Lucía para hacer fotografías y filmaciones sin autorización y fueron detenidos, entregados a la fiscalía mexiquense y liberados.

Los tiempos no están para tensiones de este tipo. La prensa está siendo acosada, golpeada y asesinada por razones de su oficio. Sin embargo, las leyes son muy claras en las limitaciones a asuntos que tienen que ver de manera obvia con la seguridad nacional, como son las instalaciones militares.

El Ejército ha hecho un gran esfuerzo para ajustarse a una participación social más abierta al escrutinio social: como pocas instituciones similares en el mundo, ha creado una Dirección General de Derechos Humanos y se ha abierto a una mayor vinculación con la prensa.

Las instalaciones militares son zonas de seguridad nacional, pero se puede circular por ellas con autorizaciones pertinentes. El cuidado en su vigilancia por parte de la Policía Militar tiene que ver con las amenazas y agresiones de bandas del crimen organizado por el papel castrense en el combate a la delincuencia en grado de seguridad interior.

El dato importante fue que policías militares detuvieron a los intrusos, pidieron ver permisos correspondientes, los escoltas del periodista Humberto Padgett estaban armados -sólo militares pueden portar armas dentro de instalaciones castrenses- y todos fueron entregados de inmediato a miembros de la Fiscalía del Estado de México.

El periodismo es libre, pero debe cuidar aquellas restricciones que tienen que ver con la seguridad nacional. En casos como el de Padgett pierden todos: el periodista, el mecanismo de protección que le dio escoltas no para violentar leyes, el Ejército que enfrenta provocaciones de todo tipo y la estabilidad social que ha sido rota por el crimen organizado.

Zona Zero

Los primeros datos sobre el arresto del capo Santiago el Carrete Mazari revelan que había perdido ya sus contactos de protección con el Gobierno estatal y que tenía meses a salto de mata. Pero el temor ahora radica en la posibilidad de que el lugar de ese grupo sea ocupado por el Cártel Jalisco Nueva Generación.