Con la amplia variedad de países que albergan la máxima categoría del automovilismo, los cambios climáticos se vuelven una parte importante para determinar la forma en que los equipos se deben preparar para una carrera en sus sesiones de entrenamiento; Hockenheim fue la muestra perfecta del impacto que tiene el clima en los bólidos. En la prueba reina, hay dos mediciones que juegan un papel muy importante: la temperatura de la pista y la temperatura del aire.

En un día claro y soleado aumentarán las temperaturas del aire y de la pista. Pero tan pronto como el cielo comience a nublarse, la temperatura del aire disminuirá inmediatamente. Sin embargo, la pista retendrá el calor durante un período de tiempo más largo y se enfriará lentamente. Estos cambios por más mínimos que parezcan pueden afectar el funcionamiento del monoplaza, desde los neumáticos, el motor y hasta al mismo piloto.

Con los cambios de temperatura, las variaciones más notorias se dan en la elección de los neumáticos. Por ejemplo con el frío, la presión de las llantas desciende de un 3% a 4%, aunque el descenso es casi insignificante, si es constante se notará en la degradación, provocando blistering o graining en ellos. Por otro lado, las temperaturas altas extremas hace que la presión de las llantas incremente de un 3% a 4% aumentando el riesgo de que se revienten o se pinchen. Las escuderías eligen el compuesto más adecuado -de hypersoft a compuesto duro o lluvia- de acuerdo a ello.

En cuanto al motor, los cambios en la temperatura modifican la cantidad de refrigeración requerida para mantener su buen funcionamiento. Si la temperatura del ambiente está caliente, se necesitará un mayor flujo de viento para mantener una temperatura óptima en el motor. Para ello, los equipos abrirán orificios y rejillas en la carrocería, aumentando el flujo de aire a través de los radiadores y disminuyendo la temperatura del interior del auto. Cuanto más caliente esté el aire, su densidad y su masa serán menores y las partículas de oxígeno tendrán más movimiento. Por esta razón, un ambiente con altas temperaturas no es el adecuado para el correcto funcionamiento del motor y como consecuencia, el coche puede perder potencia.

No obstante, los climas fríos también tienen un impacto importante en el funcionamiento de un monoplaza. Las bajas temperaturas llegan a contraer los metales, por lo que el motor deberá calentarse para alcanzar una temperatura óptima y así evitar un desgaste excesivo y averías graves, además de lograr la potencia que el auto requiere para una carrera. Por ello, las escuderías deben encontrar un equilibrio adecuado para que el coche tenga una temperatura que permita su buen rendimiento.

Frente a la pausa de verano, los pilotos de Renault F1 Team Nico Hülkenberg y Daniel Ricciardo buscarán lograr un mejor resultado en Hungaroring, Hungría, después de que ambos tuvieron que abandonar la carrera en el caótico circuito de Alemania.