“La tala y desmonte ilegales en el sureste de México representan la principal amenaza para el jaguar, especialmente en la región de Calakmul, en la Península de Yucatán”, sentencia el doctor Gerardo Ceballos, presidente de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ) y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos de Norteamérica.

 

En los últimos 10 años aumentó en 20 por ciento la población de jaguares, toda vez que pasó de cuatro mil a cuatro mil 800 individuos, manteniéndose la Península de Yucatán como la región con el mayor número de jaguares en México y la segunda más importante al norte del Río Orinoco en Sudamérica. Sin embargo, ante las altas tasas de deforestación producidas por la tala y desmonte ilegal presentes en las selvas al oeste de la Península de Yucatán, se pone en riesgo a largo plazo la supervivencia del jaguar, de sus presas y de su hábitat.

 

Resulta impostergable que se pare este problema, advierte Ceballos, toda vez que una de las principales amenazas de las selvas de Quintana Roo y Campeche es la tala ilegal y el desmonte, que son causados, en parte, por el avance de la agricultura mecanizada, lo que a su vez afecta la vida de las comunidades mayas de la región. “Es realmente lamentable que en pocos minutos miles de árboles de hasta treinta metros de altura sean cortados, apilados y quemados”, agrega el investigador.

 

La Península de Yucatán ha sido afectada por programas federales de desmonte, colonización y desarrollo agropecuario, propiciando un fuerte proceso de deforestación. En el periodo de 2001 a 2017 se estima que la Península de Yucatán tuvo una superficie deforestada estimada en más de 40 mil hectáreas por año.

 

Gerardo Ceballos especifica que en Balam-Kin, la reserva estatal colindante a Calakmul, también hay un proceso de deforestación considerable, aun cuando estas áreas son de gran importancia para la conservación del jaguar y sus presas, al fungir como corredor biológico para la especie.

 

Por otro lado, los incendios forestales ocurridos en los últimos años en todo el país, ha evidenciado la incapacidad de las autoridades para hacer frente a este problema; toda vez que según datos de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, más de 100 mil hectáreas de selvas en el sureste mexicano han resultado afectadas, mismas que eran el hábitat del jaguar, y esto no solo pone en riesgo a la especie, sino el bienestar social de los pobladores locales, asegura el Dr. Heliot Zarza, vicepresidente de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar y académico de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Lerma.

 

Por otra parte, Naturalia AC, coincide en que resulta evidente que los incendios en distintas partes de la república predominen, “como una manifestación palpable del cambio climático” pero también tienen relación con la implementación de algunos programas gubernamentales de desarrollo rural que carecen de controles rigurosos. “Sembrando Vida”, por ejemplo promueve la quema y la deforestación de selvas existentes para sustituirlas por plantaciones de especies maderables y árboles frutales” señala Oscar Moctezuma, director y fundador de la asociación Naturalia, A.C. y miembro de la ANCJ.

 

“Esta situación demuestra que para planear programas de atención a la pobreza debe mantenerse estricto apego a criterios ambientales y a la legislación ambiental actual, pues el resultado a la larga no sólo no será el esperado sino que pudiera ser contrario a la preservación de las selvas, y por lo tanto al de la sociedad” advierte Moctezuma.

 

Para los expertos en medio ambiente, en la última década el trabajo coordinado entre algunos gobiernos estatales, la iniciativa privada, los ejidos y comunidades rurales, las organizaciones de conservación de la sociedad civil y la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar ha logrado una importante recuperación del jaguar equivalente al 20 por ciento entre 2010 y 2018.

 

Esto se logró evaluar gracias a que la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar realizó dos censos nacionales que arrojaron los datos mencionados.

 

En fechas recientes. especialistas en la conservación del jaguar en México se reunieron en el XIII Simposio El Jaguar Mexicano en el Siglo XXI: Logros y metas hacia el 2030, evento donde crearon un decálogo cuyo objetivo es proveer de parámetros para que el gobierno mexicano federal cuente con una serie de recomendaciones puntuales de cómo actuar ante la pérdida de biodiversidad. Entre los puntos se menciona que exista cero deforestación y nula extinción de especies en nuestro país. Se especifica también que las áreas naturales protegidas deben ser consolidadas y actualizadas para que se alcance un 17 por ciento del territorio nacional protegido en áreas terrestres, marinas y costeras. El documento agrega que las acciones prioritarias para la conservación del jaguar son el combate a la tala ilegal, el desmonte ilegal y los incendios.

 

DAMG