La irrupción de un grupo de manifestantes en el hotel de Ciudad Valles, San Luis Potosí, en el que pernoctaría el presidente Andrés Manuel López Obrador pone en la mesa de debate nuevamente la seguridad del mandatario.

El tema es un asunto de Estado, pues la casi indefensión en la que se mueve López Obrador representa no sólo un riesgo para él, sino para el país mismo.

Un gobernador confesó que cada vez que el Jefe del Ejecutivo visita su estado se pone a temblar porque, se quiera o no, la falta de un grupo de seguridad compacto se ha convertido en un problema.

Los gobernadores, la mayoría, ocupan a sus cuerpos policiacos en la seguridad del Presidente.

De manera discreta, disponen de vigilancia en los sitios que visitará López Obrador, pero nunca por encima del personal que el propio mandatario ocupa.

No utiliza camionetas blindadas y su instrucción es que se le permita a la gente llegar hasta él.

Pero lo ocurrido en Ciudad Valles fue como un llamado de atención.

López Obrador es, con mucho, el Presidente mexicano que mayor contacto tiene con la población; Vicente Fox lo tuvo, pero siempre estuvo custodiado por el cuerpo del Estado Mayor Presidencial.

López Obrador asegura que “el pueblo bueno’’ lo cuida, pero ese mismo “pueblo bueno’’ le armó un escándalo que lo sacó, como nunca en público, de sus casillas.

Los gobernadores sufren cuando el Presidente los visita por razones de su seguridad personal.

Ya va siendo tiempo de que el equipo cercano al mandatario se tome el asunto con la seriedad que requiere.

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No vayan a creer que se trata de oportunismo ni nada parecido, pero apenas ocurrió el incidente de Ciudad Valles y las Redes Sociales Progresistas, el partido en ciernes que promueve la profesora Elba Esther Gordillo, ya dijo que la harán de sus guaruras.

Así como lo oyen, las RSP emitieron un comunicado en el que precisan que “cuidarán y acompañarán’’ al Presidente en todos sus eventos.

“Redes Sociales Progresistas, identificadas con la cuarta transformación, implementará con carácter de sociedad civil, grupos de acompañamiento en las giras de trabajo que encabece el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador’’, informó Juan Iván Peña Neder, coordinador nacional de Estrategia de la Organización.

“Como integrantes de la sociedad civil, tenemos la obligación de ser ciudadanos responsables para tutelar su liderazgo y estar vigilantes de su persona y actividades, como siempre lo hemos hecho, de manera respetuosa”, dijo Peña Neder.

Así que si de pronto ven a personas como que parecen guaruras cerca de López Obrador, no se extrañe.

Son guaruras de las RSP.

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Es una verdadera lástima que la encargada de la política interna del país se niegue, justamente en ese papel, sistemáticamente a condenar un acto que atenta contra el pacto federal.

Y es que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, sólo condenó el cochinero del Congreso de Baja California que amplió de dos a cinco años el periodo de gobierno de Jaime Bonilla, “a título personal, como ministra de la Corte en retiro’’.

¿Y como secretaria de Gobernación? ¿No le importa, no tiene voz o tiene prohibido manifestarse a favor o en contra de esa aberración?

Por eso, y sólo por eso, cada vez son más las apuestas en contra de su permanencia en su puesto.