Como siempre ocurre y con mayor intensidad en el mundo criminal, las amistades no resisten el primer golpe policiaco. Luego de ser uno de los más importantes capos que hizo amigos y enemigos, ahora resulta que Joaquín el Chapo Guzmán nunca fue especie de delincuente solitario.

El juicio contra el fundador y dueño del Cártel de Sinaloa fue sospechosamente controlado en acusaciones aisladas. Sólo actividades criminales involucradas directamente con el capo, nada de redes de poder ni alianzas con funcionarios y policías en ambos lados de la frontera.

¿Quién o quiénes dejaron operar en México al Chapo, quiénes lo ayudaron en sus fugas, quiénes permitieron pasar su droga en la frontera México-Estados Unidos, quiénes le lavaron dinero en el sistema financiero estadounidense? ¿Nadie?

El poderío denunciado por los fiscales en la Corte de Brooklyn, Nueva York, fue imposible que lo desarrollara una persona inculta, intuitiva, sin pensamiento estratégico, con enormes deficiencias para interpretar su entorno político.

Ahora el Chapo va a pagar culpas propias y ajenas. Su silencio en la Corte estadounidense ante revelaciones de testigos sobre dinero entregado al sistema político mexicano dejó ver la ley de la omertá de la mafia, la ley del silencio. En contra del Chapo está su familia directa que quedó sin protección, sobre todo su esposa e hijas.

Lo que queda es la percepción de que hubo una negociación política doble: con mexicanos para guardar silencio de complicidades a cambio de proteger a su familia; con estadounidenses con el fin de mantener el flujo de droga para el consumo de los adictos, cuya violencia ante escasez de droga podría incendiar ciudades enteras.

Pero todos los análisis indican que el poder del Chapo no hubiera sido posible sin complicidades del poder. Y ahí nos deben a los mexicanos muchas explicaciones.

Zona Zero

Ninguna reacción seria se ha tenido de gobernadores y alcaldes al nuevo modelo policial de la Secretaría federal de Seguridad Pública, ningún diagnóstico local real se ha recibido y nadie ha enviado su programa de seguridad y de capacitación policiaca. Los mandos de los primeros despliegues de la Guardia han señalado la nula colaboración estatal.