La renuncia a la Secretaría de Hacienda –y la denuncia- de Carlos Urzúa siguen calentando los ánimos en Morena.

La entrevista que el ex funcionario dio a la revista Proceso no tiene desperdicio no sólo por los intereses que denuncia, sino porque pone en la mesa los conflictos que privan dentro del gabinetazo de López Obrador.

¿Quién será el próximo funcionario que se atreva a dar el paso de soldado de la 4T a traidor neoliberal?

Hay varios nombres.

Pero el que más suena es el de Javier Jiménez Espriú, secretario de Comunicaciones y Transportes, al que cada día le es más difícil defender los megaproyectos del aeropuerto en Santa Lucía y el Tren Maya.

La ausencia total de proyectos ejecutivos, de los estudios de impacto ambiental y otros, además de las opiniones de expertos que una y otra vez advierten sobre el riesgo económico –y ecológico- de insistir en ambos proyectos sí pesan en las consideraciones del secretario de Comunicaciones.

Jiménez Espriú ya difirió una vez, públicamente, con su jefe el Presidente.

El 17 de junio pasado, durante su conferencia mañanera, López Obrador criticó al grupo de abogados que solicitaron varios amparos en contra de la destrucción de los avances en la edificación del aeropuerto en Texcoco.

Dijo que los amparos habían sido promovidos por “los corruptos’’ que participaban en la construcción de la obra.
“Pero se les cebó el negocio’’, dijo.

Unas horas más tarde, reporteros preguntaron a Jiménez Espriú si estaba de acuerdo con las declaraciones de López Obrador.
“No, no estoy de acuerdo con el señor Presidente’’, respondió.

Una hora después, cuando todos los medios y las “benditas redes sociales’’ daban vuelo a la información, desde la cuenta oficial de Twitter del secretario, vino una corrección pedida.

El no fue cambiado por el “estoy de acuerdo’’.

El secretario fue “reconvenido’’ a rectificar; lo hizo, pero no de buena gana.

¿Quién será el siguiente?

****

Un ex priista convertido a morenista -¡qué novedad!-, Amador Rodríguez Lozano, colaborador del gobernador electo de Baja California, Jaime Bonilla –el que no es abogado y parece que tampoco sabe leer-, justificó la ampliación del periodo (de dos a cinco años) de la siguiente gubernatura.

Rodríguez Lozano fue una “viuda de Colosio’’, y después del asesinato del sonorense dejó de estar en las grandes ligas de la política nacional.

Ahora como morenista defiende la decisión del Congreso local porque, dice, “corrige’’ una aberración cometida por el mismo Congreso en 2014, cuando aprobó el periodo de dos años para la gubernatura de 2019.

Lo malo es que morenistas de peso como Porfirio Muñoz Ledo no lo creen así, y hasta andan pidiendo la desaparición del Congreso en Baja California.

La tal reforma, al parecer, no tiene futuro.

****

Mario Delgado, coordinador de los diputados de Morena en la Cámara de Diputados, se sumará a los candidatos a la presidencia de Morena.

Delgado tiene el apoyo de la mayoría de su bancada y su salida, por la vía de la presidencia del partido, sería una solución ideal para atemperar los cada día más evidentes desacuerdos que sostiene con Muñoz Ledo, quien es presidente de la Mesa Directiva de la misma Cámara.

No será fácil que gane, sobre todo por los madruguetes de Polevnsky en la dirección de Morena que realiza cambios a modo en previsión de lo que viene.