Atravesaron sus palabras varias generaciones, algunos lo conocieron como escritor; otros, como cronista de la Ciudad de México. También sin pretenderlo fue guionista, y la última oleada de admiradores lo ubica por sus cápsulas televisivas donde popularizó la expresión: “Qué tanto es tantitito”

 

Con esa ligereza partió ayer Armando Ramírez Rodríguez, autor de Chin Chin el teporocho y Noche de Califas, entre otras obras literarias cuyo escenario es la capital de México.

 

Nuestro padre acaba de fallecer… Queremos recordarlo como lo que fue… un enamorado de la vida, su ciudad y sus barrios…, pero sobre todo del papá más chingón, amoroso, comprensivo…”, informó la familia del autor, de 67 años cumplidos, en un mensaje por Facebook.

 

No hablaremos de cómo falleció, sino de cómo fue un guerrero de vida”, acotaron sus hijos.

 

Apenas en febrero pasado presentó su último libro, titulado Déjame, y estaba fresco en la memoria colectiva de los capitalinos debido a sus recientes participaciones en televisión, donde presentaba notas de lugares emblemáticos de la ciudad, de museos a taquerías.

 

La Secretaría de Cultura federal y el colectivo Tepito Arte Acá, del que fue fundador, lamentaron su muerte.

 

Armando Ramírez, cronista del barrio, escritor, periodista y valedor. Nos deja en la orfandad de su verbo y de su siempre iluminadora presencia. Cofundador del Arte Acá, autor del Chin Chin y trajinador del micrófono. Te echaremos en falta, pero ‘nomás tantito’”, escribió la fundación en su cuenta @TepitoArteAca.

 

Narrador y cronista, guionista, reportero, conductor, realizador e incluso jefe de Información en diversos programas de radio y televisión, colaborador en diversas publicaciones, Armando Ramírez Rodríguez asombró con su libro Chin Chin el teporocho.

 

Publicada en 1971, esa novela marcó un hito dentro de la narrativa mexicana y se mantiene vigente.

 

Cuatro años después fue llevada al cine por el director Gabriel Retes; la narración de las desventuras que llevaron a un borracho a vivir en la calle ganó el premio Ariel en la categoría de Mejor Ópera Prima.

 

Así fue como empezó a ser reconocido el nacido el 7 de abril de 1952, en pleno barrio de Tepito, pero quien vivirá, a partir de hoy, en la memoria colectiva de la Ciudad de México.