El pasado lunes se cumplió un año del triunfo electoral de Morena en las urnas. Una elección sin duda histórica, por el triunfo de la izquierda, por la gran participación, pero especialmente por la victoria del hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador. Varios analistas han calificado a esta elección como un tsunami electoral, ya que el presidente impulsó a los candidatos de su coalición tanto en el congreso, como en el ámbito local.

Con motivo del aniversario de la elección histórica, en los medios de comunicación y en redes sociales se han hecho análisis de su gestión, aunque de una forma tramposa se trata de evaluar al presidente como si llevara 1 año en el cargo, cuando apenas ha cumplido 7 meses. El tiempo es poco para hacer un balance completo de la gestión y evaluar los logros del gobierno, pero vale la pena hacer una reflexión, para señalar lo bueno, lo malo y lo feo de la presente administración.

Lo bueno. El liderazgo del presidente y el compromiso real para generar las condiciones necesarias para brindar piso parejo para todos, en aras de abatir la desigualdad. Muestra de esto es la reducción de sueldos a altos funcionarios, la venta de vehículos de lujo y la eliminación de pensiones a los expresidentes, con la finalidad de ampliar los programas sociales que están destinados para la población más desfavorecida. Además, este compromiso por favorecer a la población desfavorecida ha impactado al poder legislativo, que ha impulsado leyes importantes, como la Ley de paridad de género, la reforma para otorgar derechos laborales a las trabajadoras del hogar, la Guardia Nacional —que fue aprobada en el Senado por unanimidad— y recientemente la Ley de austeridad republicana.

Lo malo, las consultas. Se han realizado consultas que han sido cuestionables en cuanto a la forma en que se realizaron. La primera y que a la fecha es la decisión más controversial del presidente, ha sido la consulta sobre el aeropuerto de Texcoco, que se realizó cuando aún no había asumido la presidencia. Otra consulta cuestionada fue la entrada en operación de la termoeléctrica de Huexca, Morelos, por su baja participación y la última, la de la construcción del Metrobús en Durango. La democracia participativa es una buena herramienta para involucrar a la gente en las decisiones de gobierno, pero se deben mejorar.

Lo feo. Los niveles de violencia en el país no han descendido. Si bien encontramos una reducción de -0.76% en el último bimestre en el número de víctimas de homicidio doloso y feminicidio, aún es muy poco para lo que se espera. En ese sentido, la Guardia Nacional que inició su despliegue el domingo pasado puede llegar a ser la solución al problema de la violencia en el país, pero hará falta tiempo para que se consolide. Además, aún hace falta impulsar el crecimiento económico y mejorar el sistema público de salud. Algo acertado del evento del lunes, fue el reconocimiento de estos temas y el compromiso de atenderlos a la brevedad.