Agobiado por las informaciones sobre el aumento escandaloso de inseguridad en la capital de la República, el presidente López Obrador tomó la decisión de desplazar a dos mil 700 guardias nacionales a ocho alcaldías.

El problema, sin embargo, es más profundo que la Policía de presencia y proximidad: la delincuencia más impactante es la de ladrones al menudeo porque afecta al ciudadano en robos en calles, casas y negocios, pero la más agresiva procede de los grandes cárteles que se dedican a ajusticiamientos masivos en plazas que se disputan para tráfico y consumo de drogas.

A cada alcaldía le tocarán 337 guardias nacionales, en tres turnos de ocho horas, en dos de 12 o en dos de 24 horas por 24 horas. De las ocho alcaldías, tres son grandes y concentran la actividad criminal: Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Tláhuac.

El primer problema estará en la definición de funciones: la seguridad pública de fuero común, la más numerosa, corresponde a las tres Policías capitalinas, la preventiva, la bancaria y la auxiliar. El crimen organizado de fuero federal le toca a la Guardia Nacional, y ha extendido sus redes de delincuencia, crimen y poder político con la alianza con las élites gobernantes capitalinas.

Si los más de 120 mil policías capitalinos no han podido controlar los delitos de fuero común y de fuero federal, las autoridades deben de explicar cómo dos mil 700 guardias sí van a abatir la inseguridad.

Podría suponerse que hay una estrategia secreta de seguridad para evitar o, cuando menos, aislar las reacciones de violencia de los delincuentes cuando quieran desplazarlos de la CDMX, como ha ocurrido en plazas calientes que se convirtieron en campos de batalla.

Al final, la seguridad es un asunto de Estado, de poder político, de liderazgo social, de fuerza y de estrategia, no un asunto de policías y ladrones.
Zona Zero

El grupo criminal más importante en el país y ahora en la Ciudad de México es el Cártel Jalisco Nueva Generación, comandado por Nemesio Oseguera Cervantes alias el Mencho, uno de los más astutos y peligrosos capos, enfrentado a los Zetas y al cártel del Chapo. Como si fuera anuncio de película, analistas lo resumen así: “Su nombre es Muerte”. Junto a él, el Chapo es un simple traficante.

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