Sargazo invade 30 países, en tres continentes

El sargazo es hoy en día un problema medioambiental que se incrementa año con año en el mundo, por lo que grupos ambientalistas claman por soluciones urgentes de parte de gobiernos, científicos y empresarios, ya que las respuestas han sido insuficientes hasta el momento.

El asunto tiene una dimensión mundial, porque afecta las costas y la economía regional de más de 30 países de América y África así como, en menor medida, de Europa, con implicaciones al medio ambiente y a la industria turística.

En diferentes casos, esta planta puede perjudicar a ciertos pulpos, tiburones, tortugas y otras especies que resultan afectadas, pero también es benéfica para la vida de diversos crustáceos, anguilas y otras especies marinas.

La acumulación del alga marina, de color marrón o café, y cierto olor fétido, se conoce desde la época de Cristóbal Colón, cuando éste atravesó el mar de los sargazos, en la zona del Atlántico Norte. El sargazo ahora intriga a los investigadores, quienes no descifran su incremento actual.

Diversas teorías tratan de explicar el fenómeno, entre ellas las que señalan que se debe a las aguas tibias del océano por el calentamiento global, el uso de fertilizantes que llegan al océano y la disminución de huracanes, que evitan su dispersión.

Otras teorías sitúan el origen del sargazo en la deforestación en la región amazónica, en Brasil, y hasta de regiones de África, porque suponen que el polvo del desierto provee los nutrientes suficientes para el incremento de la hierba marina.

También se ha considerado que son desprendimientos del mar de los sargazos, que en realidad es una gran área del océano Atlántico, entre América del Norte, El Caribe y África noroccidental.

El mar de los sargazos es la primera isla de basura conocida en la historia, porque además concentra en la actualidad diferentes plásticos.

El sargazo generalmente crece adherido a las rocas cercanas a la costa, pero mediante periodos de adaptación ahora flota en capas superiores del océano. Los factores que le permiten permanecer son, en parte, las aguas tranquilas y a su reproducción por fragmentación, anotan los investigadores Martín A. Meléndez Valencia y Patricia Isabel Meléndez Torres.

 

Xavier Rodríguez

LEG