La Alcaldía de Iztacalco festejó en grande a los jefes de familia en el Día del Padre con el evento Rockalavera 2019, que es una celebración de nostalgia y alegría por la cultura, la música, la moda y los autos que llenaron al mundo en la década de los años 50 del siglo pasado y que se ha convertido en todo un clásico en esta demarcación.

Con un riquísimo programa de actividades, cuidadosamente selecto, el área de Derechos Culturales de Iztacalco logró reunir en la sede de la Alcaldía una extensa y colorida exhibición de autos antiguos y modificados de las décadas que van desde finales de los años 40 hasta los inicios de 70 del siglo pasado.

 

En el escenario principal desfilaron 15 grupos de música Rockabillly, fusión de las palabras que denominan los ritmos legendarios de esa época: rock y hillbill, este último en realidad es precursor del primero y se enraíza en llas tonas folcklóricas de Medio Oeste estadounidense y se lo reconoce por el característico ritmo de todas las tonadas del rock&roll, que toma su nombre precisamente porque, en sus inicios, las parejas formaban filas de hombres y mujeres y cada pareja se mecía y avanzaba girando hacia un costado hasta llegar al inicio para luego volver a empezar la danza.

Frente a los edificios alternos de la Alcaldía de Iztacalco, se apostaron una centena de automóviles como recién salidos del Túnel del Tiempo: pick ups, sedanes, coupes y convertibles de todas las escuderías famosas en esos años se dieron cita haciendo sonar el nostálgico sonido de sus motores y claxons.

No faltaron las portentosas motocicletas cromadas y pintadas con originales diseños que invocaban la audacia de sus conductores. El ruido ensordecedor de las motos invadió la plaza cívica y su rugido se hizo escuchar rivalizando con los acordes que el DJ Rockabilly hizo sonar en las bocinas con melodías que por unos instantes transportaron a toda la gente a los años maravillosos del rock&roll.

La multitud inició su concentración hacia el mediodía y hubo momentos estelares en que el aforo superó las mil personas: Fue increíble observar cómo, las y los jóvenes de hoy vestían atuendos que usaron sus padres o abuelos: pantalones de mezclilla, vestidos de colores pastel, faldas tableadas, tobilleras, zapatos bicolores y tenis multicolores, camisas hawaianas, gafas oscuras y abultados copetes masculinos y altos peinados femeninos, entintados en tonos imposibles se movían en caótica danza al compás de las rolas que hicieron toda una época a mediados del siglo XX.

En el costado norte de la explanada se distribuyeron diversos locales que ofrecían los típicos platillos de la era dorada del Rock and Roll: Hot Dogs, Hamburguesas, sodas, malteadas, helados que hicieron a muchos recordar cuando en la explanada de la Alcaldía de Iztacalco había fuentes y hasta un kisoko y, en la Unidad Mario Moreno Cantinflas, que la gente aquí conoc más como “Las Casitas” había una nevería muy famosa, llamada precisamente La Fuente.

Actualmente existe otro tipo de fuentes, las danzarinas que, bajo un sol quemante se convirtieron, como cada fin de semana en una refrescante opción para cientos de chicos y chicas que se bañaron en su aguas brotantes, mientras al fondo los grupos de música, los cantantes y los DJ´s prendían a la audiencia.

Entre los pabellones temáticos con venta de moda del rock&roll y la cultura undergound, destacó una salita destinada a conversar y tomarse fotos con las Rocky Dollies, chicas preciosas ataviadas con la moda de los años 50 hasta en sus detalles mas pequeños.

También había locales que exhibían y vendían stickers para autos o motos, un salón de Beauty ink, con tintes y peinados imposibles de pasar desapercibidos, así como otros destinados a la aerografía, los tatuajes, las fotos de la nostalgia.

Los padres iztacalquenses pudieron festejarse así su día, disfrutando de siete horas continuas de divertidas actividades, acompañados por sus familias, vecinos y amigos.

gac